Fútbol

En una semana hemos certificado nuestra eliminación matemática del mundial de fútbol que se está celebrando en Brasil. La selección de España ha perdido los dos primeros partidos y por tanto, ya no ha tenido opción de clasificarse, convirtiéndose en un mero trámite el tercer partido del grupo. Además de perder, España ha jugado mal, muy mal, dando una imagen muy pobre. Para mucha gente ha supuesto una gran decepción. No sólo caer, sino caer de forma apática, sin garra, sin ánimo, sin espíritu, sin ganas. El equipo ha dado una sensación de cansancio, de impotencia. En muchos momentos hemos sentido vergüenza ajena. Podríamos verter litros de tinta al respecto, buscando causas, pero no lo voy a hacer aquí.

Pero ahora mismo, ME ALEGRO.

En primer lugar, los jugadores de la selección española iban a cobrar más de 700.000 euros por cada uno si ganaban el mundial. Entonces, me alegro de que no haya sido así. En este momento, es una vergüenza que esto pudiera haber ocurrido. Me da igual la procedencia del dinero, si es de la Fifa, la Uefa o la Liga Española. Me da igual si es dinero de todos o es una donación de la condesa del Chichinabo. Es inmoral, insultante y de muy poco respeto que se planteara esta posibilidad. España tiene una tasa de paro insoportable, especialmente entre los más jóvenes. No podía ser.

En segundo lugar, nos han despertado del sueño narcotizante de poner en acciones ajenas nuestra propia alegría. La felicidad o el bienestar de los ciudadanos no puede depender de lo que hagan unos individuos con una pelota. ¡Despertemos! Es un juego, un pasatiempo. Y de muy poca trascendencia para la vida de casi nadie. Nada nos cambia. Pero es buena droga para paliar sufrimientos de esta crisis.

En tercer lugar, los jugadores son unos trabajadores que ganan su sueldo cumpliendo su profesión. Esta es la de intentar jugar bien. Ese es su trabajo. Eso es lo que tienen que hacer. Y punto. En España mucha gente trabaja muchas horas en mil trabajos y profesiones, intentando hacerlo lo mejor posible. Y habría que darles las gracias y hacerles homenajes. ¡Tantos investigadores, autónomos, artistas, profesionales de todo tipo....! Yo quiero héroes de cada día, de años. Yo quiero gente que se esfuerza siempre. ¡Esos son los imprescindibles, los que nos engrandan!

Cuarto: Hoy he oído que con la nueva reforma fiscal, los futbolistas extranjeros tienen que cotizar y pagar impuestos. Ah, pero ¿no lo hacían antes? Es increíble que se permitan las millonarias deudas de los clubes de fútbol y se embargue pisos a familias. La justicia tiene los ojos tapados, pero por lo que se ve, atadas las manos y pies y con esparadrapo en la boca. Y los sueldos millonarios... y seguimos dormidos, drogados....

Quinto: Brasil es un país con la riqueza pésimamente repartida. Con muchos problemas sociales, de violencia, de educación... Muchos seres humanos sobreviven en condiciones lamentables. Pero hay que dar una imagen de lo contrario, barrer las calles y esconder la mierda debajo de la alfombra del césped de Maracaná. Y tapar la boca de los que gritan y se quejan con pelotas de goma y porras de la poli. Todo legal y legítimo. Pero también el hambre y el hastío son legales.

Y detrás de toda esta basura, un deporte precioso, como todos los deportes. Un juego divertido, apasionante. Dos equipos se enfrentan para ver quién introduce más veces el balón en la portería contraria. Veo los niños que juegan en el parque al fútbol... ¡bendita pureza! ¡bendita inocencia! Yo también querría hacer como ellos. Y chutar la pelota con fuerza...y ver como se eleva para caer otra vez al suelo y botar, y botar.... y reirme.... y simplemente, disfrutar y ver cómo disfrutan otros.