Lo anuncio así, recurriendo a la paradoja, porque no es raro escuchar todavía aquello de "hasta el Corpus nos lo han quitado del jueves, acaban con la fe de uno". El cambio no es reciente, creo recordar que se trasladó del jueves tradicional al domingo posterior hacia 1989. Subsiste el jueves en lugares donde la fiesta ha conservado una tradición muy consolidada, que en casi toda España la tuvo, incluida Salamanca. Toledo, la sede primada, celebra jueves y domingo, si bien la procesión principal se mantiene el jueves. No faltan dislates festivos como el de la Comunidad de Madrid, que la contempla con frecuencia por día no laborable aunque en las tres cabeceras de diócesis de la región (Madrid, Alcalá y Getafe) se celebre en domingo.
Como tantas veces, la Iglesia no se ha sabido o no se ha querido explicar con claridad para afrontar este cambio más que lógico, justificado por razones pastorales. Igual que muchos municipios trasladan al domingo una devoción local, o al verano su fiesta patronal, para facilitar la participación, o hay cofradías que optan para su fiesta por un día no exactamente fiel al calendario litúrgico, la Iglesia española antepuso lo de Corpus a lo de Jueves, el fondo de la cuestión a su momento. En otros países sacrificaron el 6 de enero y la fiesta de la Epifanía pasa desapercibida. Circunstancias más que comprensibles en una Iglesia que convive con situaciones sociales y políticas de lo más variopinto y mantiene costumbres muy diversas surgidas a lo largo de dos milenios. La del Corpus Christi data del siglo XIII.
Lo que no resulta tan comprensible es que en Salamanca, donde esta fiesta, la que hoy llamamos Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, fue sin duda la más señera, la que concitaba mayor entusiasmo y aunaba mayor esfuerzo por parte de los salmantinos, se viva en nuestros días con más pena que gloria. Es justo admitir que los tiempos han cambiado, que no son días de pompa barroca y de unión entre trono y altar, pero no es menos justo desear que la Iglesia local salmantina se vuelque con ella, con el día grande de la Eucaristía, en el que el Santísimo Sacramento se expone en la custodia tras la celebración de la Misa en la Catedral y es llevado en procesión por toda la comunidad diocesana. Así debiera ser. Y así, con grandes limitaciones y ausencias, será. Lástima que muchos no se hayan enterado porque nadie se lo haya dicho, ni se haya molestado en explicarles el sentido de esta fiesta. O porque, creyendo conocerla, en realidad la ignoren sumamente. Pese a todo, relucirá más que el sol este domingo, el Día del Señor. Domingo de Corpus en Salamanca. Domingo del Amor de los amores desde el primer Jueves Santo de la Historia.
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