Vitaminas y obesidad (II)

Hace dos semanas comentábamos el papel, basado en la evidencia científica, que parecen tener las vitaminas E, C, y los carotenos en la obesidad. El tema da para mucho así que hoy seguimos con él, dando unas notas sobre qué dice la ciencia del papel de las vitamitaminas A, D y las vitaminas del grupo B en el desarrollo de la obesidad.

La vitamina A puede jugar un papel muy importante en la regulación del peso corporal y la obesidad a través de la acción de diferentes metabolitos de la misma. En individuos con sobrepeso y con obesidad se han encontrado concentraciones séricas bajas de retinol y en diversos experimentos esto se ha relacionado con mayor tasa de obesidad e insulinoresistencia. La vitamina A puede reducir la tendencia al acúmulo graso a través de distintos mecanismos. El ácido retinoico, un derivado de esta, inhibe la adipogénesis durante la fase temprana de diferenciación de los adipocitos y, en altas dosis, también puede incrementar la apoptosis de las células adiposas ya maduras. Además puede regular la producción de algunas adipoquinas, incluyendo la leptina y resistina, las cuales son importantes para la regulación de la ingesta de alimentos, gasto energético y la composición corporal.

Respecto a la vitamina D, existen estudios que describen su deficiencia en sujetos con obesidad mórbida aunque en pocos casos se compara a éstos con individuos sin obesidad. Se habla de que la obesidad mórbida es un factor asociado a que exista déficit de vitamina D, por lo que podría valorarse incluir la determinación de 25-hidroxivitamina D en las guías para el manejo de estos pacientes y evitar así estados carenciales. Su déficit es muy frecuente tras la cirugía de la obesidad con una prevalencia de hasta un 50-80% de los casos tras técnicas mixtas o puramente malabsortivas. Sin embargo la obesidad por sí misma también se ha asociado a bajas concentraciones de esta vitamina. El estatus de vitamina D puede también jugar un papel en la determinación de la composición corporal, al regular la producción de la leptina, ya que la administración de vitamina D inhibe significativamente la secreción de leptina por el tejido adiposo. Por todo esto, parece que el déficit de vitamina D es un factor de riesgo para las enfermedades crónicas asociadas con el aumento de peso y adiposidad. Los que acuden a mi cinsulta saben de la importancia que le doy a la vitamina D en la regulación del peso corporal.

En el caso del complejo vitamínico B, la relación entre las vitaminas englobadas en el mismo y la obesidad aún no está suficientemente clara. Numerosos estudios encontraron que adultos con obesidad y sobrepeso tienen una menor concentración sanguínea de tiamina, vitamina B6, vitamina B12 y ácido fólico, si bien la deficiencia de una u otra varía entre estudios y los posibles mecanismos no han sido suficientemente estudiados.

Un saludo y que disfrutéis del fin de semana.