Cuando la fragilidad humana te toca o roza te sientes más sensible y vulnerable.
Haciendo un repaso resumen de las columnas escritas en este tiempo, la realidad, el dolor, la despedida cierta, la desaparición inexplicable; los sentimientos que dudan y se tambalean... me hacen ver la insignificancia del hombre ser, pero también se vislumbra su grandeza.
Alguien dijo que si fuéramos conscientes de cómo hemos construido este mundo, no podríamos levantar la vista y mirar a nadie a los ojos.
Aquí al lado hay guerras, niños combatientes, dictaduras comunistas y dictaduras capitalistas, hombres y mujeres que están, y lo que es peor, que se sienten mejores que otros hombres y mujeres.
Si nuestra mente no fuera capaz de fagocitar estos hechos, de evadirse o mentirnos, mi amiga psiquiatra tendría aún una fila más larga de miradas perdidas en su pasillo, y con razón.
Hoy os quiero hablar de un niño cualquiera, anónimo y real al mismo tiempo, porque todos hemos sido o seguimos siendo niños con canas, conocido o desconocido, un niño recién llegado a este mundo y una vida contratada a tiempo parcial ¡qué fe resiste estas preguntas y su dolor!
¡Pero no es hora de rendirse! eso nunca, es hora de abrazar la esperanza y confiar también en nuestra capacidad de amar, abrazar a la leucemia y ser su cómplice, ahora entramos en juego nosotros; los donantes, podemos regalar vida con un simple gesto, donando sangre, donando órganos, donando médulas. Las entidades que amparan y protegen a estos colectivos y otros muchos, Alcer, Pyfano, cito estas dos por ser las que más recientemente han llamado a nuestra puerta, saben orientarnos para prestar nuestro apoyo.
Conciencia amigos, somos capaces de unirnos en la adversidad y entrelazar nuestros dedos en un solo gesto de amor.
Donemos hoy, mañana, siempre, los milagros están en nosotros, en nuestra actitud y en nuestro ejemplo. Hoy, cuando acabo de recibir la triste noticia del adiós de un amigo, y la llegada de una nueva y hermosa criatura, me pregunto por el sentido de la vida.
Yo lo encuentro cada día más en los demás y cada día menos en uno mismo.
A Rubén Sequeros y familia.
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