Jueves, 02 de enero de 2025
Volver Salamanca RTV al Día
Pobre mundo rural
X

Desde la Pastoral Universitaria

Pobre mundo rural

Actualizado 08/06/2014

No es ningún secreto a voces, ni ningún misterio oculto. Se ve a la legua: nuestro querido mundo rural, español en general, castellano en particular y salmantino en especial (por lo que me-nos afecta) está en horas bajas. Horas tan bajas, que ya casi es habitado por el olvido, la desidia y el abandono.

Es verdad que en ciertas épocas del año (fines de semana, puentes, semana santa y verano) y para ciertas actividades (senderismo, caza, turismo, fiestas?) la gente de la ciudad sigue acudiendo a los pueblos. Pero en el día a día, en cualquier martes de cualquier marzo, pasear por cualquier pueblo de la provincia, de esos que tanto abundan de menos de quinientos habitantes (es decir, casi todos los pueblos de nuestra provincia) es como asomarse a la crónica de una desolación. Sin ruidos de los niños que no hay, sin tertulias en los bares que están cerrados, sin actividades culturales, ni parroquiales, ni lúdicas? Los pocos habitantes que quedan en cada pueblo entre semana, languidecen en el silencio de la programación de la tele, recluidos en las casas, abrigados en las camillas o al amor de la lumbre de las chimeneas, sin más ruptura de la cotidianeidad que el claxon del camión que una o dos veces por semana pasa vendiendo ultramarinos, congelados o fruta. Quizá otra salida sea a ver al médico, que pasa consulta dos o tres días a la semana y de ese modo, también se puede salir luego, más tarde, a recoger las recetas que has dejado encargadas en el botiquín. El día que suenan las campanas para ir a Misa, también es un extraordinario, cada vez más extraordinario. Los maestros y las escuelas; los médicos y los consultorios; los curas y la casa parroquial; los niños y los parques? cada vez son más personas del deseo y locales del recuerdo de tiempos pasados, que efectivamente, siempre fueron mejores. En el pueblo ya normalmente no viven ni el cura, ni el alcalde, ni el médico, ni el maestro, ni el veterinario, ni? Muchos de los abuelos pasan los meses del otoño, el invierno y la primavera en las ciudades, en las casas de los hijos. Algunos comienzan a instalarse en las residencias. Otros quedan apoyados como en unas muletas de goma (muy inestables) en las ayudas muy puntuales del servicio a domicilio y confiando en las pequeñas fuerzas que la minada salud aún conserva.

Y es una pena. Una pena grande, porque esta situación está arruinando una manera de existir y de vivir que en sí mismo, debería ser catalogada como "patrimonio de la humanidad". El mundo rural, con todo lo que tiene de cielo y de infierno (como la vida de un bloque de vecinos de cualquier barrio del centro o de la periferia de la ciudad) ofrece unas posibilidades para el desarrollo de la persona que difícilmente se puedan conseguir en otras maneras urbanas de vivir.

Toda esta reflexión viene provocada no sólo por el recuerdo agradecido a mis orígenes rurales y a los años que he tenido la suerte de vivir ejerciendo mi ministerio en el mundo rural, sino en dos cosas que me han pasado o que he visto en el último tiempo y que me han dejado muy triste.

Lo primero es el deseo de ir con un grupo de Pastoral Universitaria a visitar Ledesma el sábado 3 de Mayo. Como no éramos un número suficiente para alquilar un autobús propio, consultamos el horario para realizar el viaje en el servicio de línea ordinario. ¡Cuál fue la sorpresa descubrir que para ir desde Salamanca a Ledesma y volver de Ledesma a Salamanca, no existe ningún servicio regular ni los sábados, ni los domingos! Fíjense que no estamos hablando de Cabezuela de Salvatierra (con todos los respetos a ese pueblo vecino del mío) que no tiene ni arte, ni paisaje, ni ningún atractivo especial. Estamos hablando de un municipio que es Conjunto histórico, con un entramado urbano precioso, con varias iglesias llenas de arte, con museos, parajes y paisajes, hostelería? En fin: no hay posibilidad de ir desde la capital a visitar este maravilloso pueblo histórico que está a 35 kilómetros.

Lo segundo es un paseo lacónico por las preciosas calles del pueblo de Lumbrales, admirándome por su Iglesia, por sus calles y plazas? No me crucé con nadie, a las 12,00 de la mañana de un día de finales del mes de Mayo. Al llegar a un espacio cultural (antiguo cine, o teatro, de propiedad parroquial), leo un cartel anunciando una programación cultural muy interesante, en la que hay varias producciones teatrales, malabaristas, conciertos de música de varios tipos? un total de nueve eventos, desde el 15 de marzo hasta el 20 de diciembre. Casi se me para el corazón cuando ?en en la emoción de la lectura- leo que se trata de una programación del año 2008. Desde el 2008 han pasado seis años y el cartel ?el último cartel de actividades que se ha propuesto en ese espacio de Lumbrales- aún sigue colgado recordando a los pocos lectores, que eso de la cultura en el mundo rural es una pieza de arqueología.

¡Pobre mundo rural!

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...