Vida democrática saludable

El término salud democrática se utiliza con mucha frecuencia para justificar una acción, actividad o crítica para con los adversarios políticos; pero lo esencial en una Democracia moderna y avanzada del Siglo XXI está en los valores y principios que soportan y dan base al conjunto de acciones y actividades que conforman un estilo de vida democrático y saludable y que suponen una referencia para el conjunto de los ciudadanos. Este estilo cuando se lleva a cabo es determinante en el fomento condiciones mínimas y necesarias para vivir, convivir y progresar. Los administrados deben percibir que quienes ostentan el Poder, como representantes de los ciudadanos y de la Sociedad civil, son referentes sociales y llevan un estilo de vida que promociona, fortalece y consolida los valores democráticos como la Libertad, la Igualdad, el Respeto al Derecho y la Tolerancia a las personas sea cual sea su condición socioeconómica y/o social y, además, persiguen el Compromiso Social y la Solidaridad para con los grupos más vulnerables.

A lo que hemos asistido, durante las últimas décadas de vida democrática, en relación con el comportamiento de bastantes líderes ha consistido en un estilo de vida nocivo para la vida democrática y esto provoca daño y efectos secundarios en las Instituciones a las que representan y en la Sociedad. Aun así hay que seguir insistiendo por una vida democrática saludable que consiste en estar en el poder respetando los Derechos Humanos Universales y ejerciendo éste de manera saludable, no perturbadora y nociva, con valor y valores y generosidad.

La vida democrática también consiste en elegir libremente a los representantes sociopolíticos ejerciendo el derecho de elección y éste es un claro y evidente indicador de la vida democrática; pero a este hay que añadirle coherencia y consistencia, a través de unas listas con gente limpia, con profesionales y personas comprometidas con el desarrollo socioeconómico y social, con aquellos que a lo largo de su trayectoria se comprueba que están comprometidos con su Sociedad, a la que pertenecen y de la que forman parte y, aquellos que más allá de las palabras demuestran cada día y en cualquier lugar valor y valores porque quieren mejorar las condiciones de Vida y el día a día de los suyos y el de Todos.

Una vida democrática saludable es reflexionar y votar, ejercer el derecho al voto para tratar de progresar en este mundo competitivo y global donde la Unión Europea representa la oportunidad de dejar atrás localismos, provincianismos y nacionalismos obsoletos y caducos que no representan más que el pasado y el egoísmo mesiánico de sus defensores. Todos estos procesos no son propios de la Sociedades del Siglo XXI y el pasado hay que dejarlo ahí, en los libros de la Historia con sus ancestros. La mejor historia, la de las mayúsculas se construye mirando al horizonte con generosidad, solidaridad y compromiso social.

Votar y participar, desde la reflexión y la crítica para tratar de llevar a efecto el viejo aforismo de la Medicina Ubi pus, ibi evacua, es decir para tratar ciertos procesos patológicos infecciosos es necesario abrir y dejar que fluya o salga el pus. Es decir, evacuar y dejar salir a las bacterias que están acantonadas en un absceso (Instituciones) y donde los antibióticos (Justicia) tienen dificultades para llegar y mostrar efectividad.

Vida Democrática sí; pero basada en un estilo de vida saludable, higiénico y demostrable con pruebas y evidencias sociales que eviten el oportunismo y el populismo que, como se ha comprobado, sólo sirven para determinadas coyunturas y no forman parte de un saludable estilo de vida y democrático.

JAMC