Pablo Iglesias 'corrompe' el brazo y la mano de Santa Teresa

"En Santiago de Compostela gobierna el PP con 13 concejales y 9 tuvieron que dimitir por corrupción. No se libra ni la mano de Santa Teresa", es una declaración de Pablo Iglesias, líder del partido político 'Podemos' que recientemente ha conseguido cinco eurodiputados en las pasadas elecciones europeas. Con esta frase, que juega con el brazo incorrupto de la santa, ha criticado en su perfil de Twitter el escenario político en el que se mueve el Ayuntamiento de Santiago

Pero no es la primera vez, ni posiblemente será la última, ya que la verborrea del líder de 'Podemos' no para de repetirse. El pasado 12 de mayo refiriéndose a la cúpula de CiU dijo: "CiU es la casta en estado puro, han convertido el país en un casino en el que sólo ganan ellos. En la cúpula de CiU no queda incorrupto ni el brazo de Santa Teresa".

De esta manera, Pablo Iglesias utiliza el brazo incorrupto o mano de Santa Teresa como un recurso político. Iglesias cae en un error garrafal, quizás debería darse cuenta que Santa Teresa fue inicialmente una mujer excluida de la sociedad al ser una mujer conversa, espiritual y cuyo padre era descendiente de familia judía. Una mujer que pretendía transformar la realidad que le rodeaba y que vivió en en medio de un Renacimiento durante los reinados de Carlos V y Felipe II, una época de lucha entre los conversos (cristianos nuevos) y los cristianos viejos.

Las comparaciones de Pablo Iglesías están fuera de lugar, quizás porque el mismo desconozca que Santa Teresa también luchó a su manera contra la corrupción de su época, en la que también había 'casta' que no dejaba a las mujeres decidir, ni progresar. Teresa de Jesús era una mujer de decisión en un mundo que intentaba impedírselo, una mujer que buscaba el todo, nunca el nada, ni el a medias.

No voy a negar el éxito de Pablo Iglesías en las pasadas elecciones porque es algo que puede verse y hasta en cierto punto aplaudir. Pero si no quiere ser igual que esa 'casta' de la que él tanto habla, su verborrea debería pararse donde comienza el respeto a los demás, al ciudadano, al religioso, al albense devoto de una santa que descansa en Alba de Tormes.