Los alumnos de Teología de los Dominicos disfrutan de La Armuña desde El Viso

Dentro de las actividades de la Escuela de Teología de San Esteban de los Dominicos así como de la asociación de alumnos de este centro, se suelen realizar varias salidas durante el curso. Es una actividad de la Escuela, pero está abierta a todos los que les guste caminar y quieran ahondar en su espiritualidad interior. Es un momento privilegiado para la convivencia entre compañeros, entre profesores y alumnos. Los frailes dominicos son los primeros en ponerse en camino, así como un grupo de alumnos muy activos no sólo en el estudio, sino en el camino.

El caminar afecta a todos los sentidos, es un momento para elogiar la lentitud, y para ahondar en el espíritu interior. Como buscadores de Dios, el camino tiene mucho de religioso, nuestro camino está puesto en Él. Caminamos no sólo con los pies, sino con la palabra y con la historia, con el corazón y con el espíritu. Ya Abraham abandonó su tierra de Ur para ir a la tierra que Dios la había prometido, así también Israel peregrinó por el desierto más allá de Egipto buscado su tierra prometida. Caminante no hay camino, se hace camino al andar, nos recordaba don Antonio Machado desde estas tierras de Castilla. Con otras palabras, pero con el mismo sentido de don Antonio, nos lo recordaba el poeta Constantino Kavafis en su "viaje a Ítaca":

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al colérico Poseidón,

seres tales jamás hallarás en tu camino,

si tu pensar es elevado, si selecta

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo

Este año, Escuela ha realizado cuatro caminatas. La primera, al empezar el curso en Candelario, llegando hasta la garganta del Oso. Compartiendo el día y visitando la ciudad de Béjar, así como su museo Judío. Las siguientes por los alrededores de la ciudad de Salamanca, alto de Aldeatejada, Cabrerizos y volviendo por la orilla del río siguiendo los pasos de Unamuno y esa última a la ermita de la Virgen del Viso.

La ermita del Viso, al igual que la Peña de Francia, son lugares casi obligatorios en las caminatas de la Escuela de Teología. Como el místico, que se despoja del mundo y busca el silencio absoluto, donde quiere encontrar el todo en la nada, el saber en la ignorancia y lo divino en la negación propia. Así son estos dos espacios, unas auténticas "Posadas del Silencio". Así, después de la misa de laudes en la capilla de Sotomayor salimos por la cuesta de San Pablo atravesando la ciudad, a la altura del parque de Würzburg, tomamos un camino paralelo a la vía del tren y llegamos hasta los Villares de la Reina. Subimos hasta la Iglesia de San Silvestre y dejando unas urbanizaciones a la derecha, tomamos un camino que nos llevó directos a la ermita, dejando a nuestros pies Monterrubio de la Armuña.

Hay veces que nos desplazamos muchos kilómetros de nuestro lugar de origen, simplemente para pasear y observar la naturaleza, sin darnos cuenta que muy cerca tenemos lugares de gran interés. Desde esta atalaya, las vistas son espectaculares, dominando una gran extensión de la comarca de La Armuña. La fauna en este lugar es muy variada, donde podemos observar con facilidad el vuelo de rapaces, escucharemos con facilidad el canto de la perdiz, jilgueros, verdecillos.

Con suerte podemos encontrarnos con algún aldeano de los de antes, al que le podemos preguntar por "La leyenda de la niña perdida". La Virgen del Viso, tiene su propia historia, en su mano derecha sostiene una pera y los cofrades al subir a la ermita la víspera de la fiesta tomaban únicamente tres peras, compartiendo el ayuno con los antiguos frailes, recordando el milagro de la niña perdida. La fiesta es el día 15 de agosto, en el muro de la ermita se recoge este texto:

" En humilde santuario,

sobre un cerro de la tierra armuñesa,

como un trono de amor y de fe

tu Asunción celestial se venera»

Juan Antonio Mateos Pérez