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Discurso pronunciado por el Rey Don Juan Carlos durante su visita en 1984
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EL REY ABDICA

Discurso pronunciado por el Rey Don Juan Carlos durante su visita en 1984

Actualizado 02/06/2014
Redacción Ciudad Rodrigo

Reproducimos de forma íntegra el discurso ofrecido por el monarca desde la balconada del Ayuntamiento

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> El Rey Don Juan Carlos de Borbón pronunció el discurso que reproducimos a continuación el 4 de abril de 1984 desde la balconada del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo. A nivel nacional, se destacó de este discurso la defensa que hizo el monarca de las autonomías. La fotografía que ilustra esta información fue remitida por el alcalde de Ciudad Rodrigo en aquel momento, Miguel Cid Cebrián.

Mirobrigenses:

Muchas gracias por vuestros saludos de bienvenida que para la reina y para mí tienen un especial significado en esta ciudad, plena de ejemplaridad histórica y de dinamismo.

Con vosotros, en el seno de esta comunidad, está la España esencial, trabajadora y unida, que debemos defender y hacer avanzar hacia el futuro.

En este sentido, los problemas que vuestros representantes han planteado en orden al desarrollo de todos los recursos de Ciudad Rodrigo, no son más que una prueba de la voluntad de crecimiento que es proverbial entre vosotros.

Todos unidos, lograremos vencer esos problemas porque ninguna dificultad es insalvable cuando se siente la dignidad y el amor a la Patria.

Porque desde el reconocimiento crítico y generoso de la realidad propia, se puede ir con seguridad hacia el porvenir.

Las nuevas instituciones autonómicas de que disponéis, libremente elegidas, tienen como responsabilidad básica servir esos intereses de todos.

Las autonomías no se han creado, como bien recogen vuestros representantes, para establecer fronteras dentro de España, sino para unirla y hacerla más próspera y libre. Si no es así, no cumplirán su alta misión constitucional. Han de amparar y servir la capacidad energética de los pueblos, no la tentación de aislar sus intereses ni deformarlos con luchas partidistas.

Ciudad Rodrigo tiene que asumir con la máxima voluntad creativa esa responsabilidad, porque así lo pide vuestra gran historia, y vuestros hijos, los recursos de que disponéis y, sobre todo, el respeto por vosotros mismos.

Sois la fuerza de España: no perdáis ni un minuto en la dedicación a engendrarla, haciendo grande a vuestro pueblo. Ampliad vuestras instituciones, dad a los jóvenes sitio y trabajo. Abrid, en suma, las puertas del futuro en libertad, sin dejar, nunca, que entren por ellas, la violencia o el olvido de nuestra Patria grande y común. Declaro a Ciudad Rodrigo ciudad abierta al futuro y os expreso mi agradecimiento por haberme concedido la Medalla de Oro, que tanto me honra.

La Reina y yo nos sentimos muy orgullosos de compartir estos momentos con vosotros, que no son más que una cordial expresión de algo más profundo: nuestro propósito de estar permanentemente vinculados a los problemas, ilusiones y alegrías de esta Ciudad Rodrigo.

¡Viva Ciudad Rodrigo!

¡Viva España!

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