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Podemos… simplificar, por Ana de Rojas
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OPINIÓN

Podemos… simplificar, por Ana de Rojas

Actualizado 28/05/2014
Redacción Ciudad Rodrigo

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En mi pueblo también ha habido elecciones europeas, porque mi pueblo está en Europa, lo dice Google maps.

Lo agro ganadero es lo nuestro y estamos estructurados en base a ello pero delimitados por las leyes, normas y decretos del viejo continente común. Sufrimos los disparates de los burócratas de Bruselas y la falta de una política agraria coherente de nuestro país. Así que nos arreglamos rezando para que el Estado y Bruselas se olviden de nosotros lo más posible eso sí, sin renunciar a la caótica "mamandurria" de las ayudas que en el fondo todos sabemos que son pan para hoy y hambre para mañana.

Nuestro alcalde es del PP pero poco. Lucha de sol a sol con su ganado y su siembra porque aquí no hay un céntimo de euro que venga en sobre o por mensajero, cuida de los vecinos y hace equilibrios con los escasos recursos del pueblo. Yo soy el jefe de la oposición, quiero decir que solo somos dos y como yo soy de otro partido (Unión del Pueblo Salmantino) pues soy eso. Le ayudo todo lo que puedo en las misiones institucionales y nos tomamos cafés en su negocio de hostelería que trabaja su mujer multiplicándose por tres cuando hay negocio? que no es siempre que quisiéramos por la ruina nacional.

Casi todos descienden de cinco familias por lo que están emparentados y están siempre dispuestos a echar una mano a cualquier necesidad.

No hay nadie con filiación o simpatía por otro partido ni bipartido. No hace falta. Nuestro alcalde dice siempre "no me interesa la política y no me gustan los políticos" lo que dice mucho de su sabiduría. A él le gusta velar por el pueblo pero sin dependencias ni subordinaciones.

Se cabreó mucho cuando yo le gané en la legislatura del 2007 y yo me cabreé mucho cuando me ganó las del 2011, pero somos vecinos y amigos así que los dos hacemos lo que podemos por que nuestro pueblo esté tranquilo.

Hay una agricultura de autoabastecimiento y una ganadería que sirve para crear algo de comercio. No tenemos tiendas ni supermercados. Solamente la Iglesia y el Mesón. Una sala de reuniones que puede convertirse en cine pero que no se usa y un consultorio médico dentro del edificio del Ayuntamiento.

No todos los vecinos tienen coche y la mayoría tampoco edad de conducir así que cuando uno va a la ciudad pregunta si alguien necesita algo. El butanero viene en invierno cada quince días y en verano todas las semanas, parece una incongruencia pero es que en verano hay más población y demanda por las cocinas. Internet tenemos dos vecinos, el resto leen las noticias en el periódico en el Mesón, algunas vecinas son lectoras insaciables y aprovechan las largas horas de cuidar las ovejas.

Tenemos el clima de perros de la meseta pero lo sobrellevamos y mis vecinas cumplidos ampliamente los ochenta dedican sus días a los huertos haciéndose el camino cargadas con zachos, horcas y toda la herramienta necesaria.

Fresas, tomates, lechugas, patatas, manzanas, el producto de esos huertos siempre se comparte con alguien amigo o familiar. Se hace mucho trueque, tu me das estiércol, yo te arreglo la lámpara.

Aquí no ha llegado propaganda de elecciones, ni voceros dando mítines, ni nosotros hemos ido a los que se celebraban cerca.

¿Qué demonios pintaría aquí un partido político como Podemos o UPyD o PP o PSOE? Nada tienen que aportarnos.

Sí, es cierto que no representamos el llamado progreso. Es cierto que no intervenimos ni ayudamos en la evolución tecnológica de la especie, que no tenemos nada que ver con los avances de la ciencia, que no animamos el consumo, pero no somos parásitos ni mucho menos. Hacemos una labor importantísima manteniendo actividad rural, preservando la naturaleza del abandono, produciendo materia prima.

¿Qué demonios hace esa multitud sufriente, excluida y hambrienta hacinándose en las ciudades en barrios marginales? ¿Qué les hace seguir mal viviendo en situaciones extremas? ¿Qué es esa venenosa seducción urbanita que les ancla en el peor lugar y las peores circunstancias?

En España hay muchos pueblos abandonados o de escasa población, más que casas del banco malo y del bueno, más de las que se necesitan. No entiendo a esas gentes hacinadas en barrios marginales sin ninguna preparación ni futuro que se empecinan en seguir en esa vida miserable e insatisfactoria. Nuestros jóvenes eligen, el que tiene deseos de cambio se deja los cuernos en el estudio y sale bien preparado y con buena situación laboral, ya los tenemos por media España. El que opta por quedarse tiene la voluntad de vivir del campo y se deja el alma en sacar adelante su empresa agraria. Unos y otros toman su decisión y viven su elección vital pero nunca adoptarían una vida en la presión de la carencia absoluta, la frustración de ser los parias de la sociedad y vivir en el agravio comparativo.

Ana de Rojas

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