Este domingo, 25 de mayo, hay elecciones europeas, aunque en el Reino Unido y los Países Bajos, que no es lo mismo que Gran Bretaña y Holanda, ya votaron el jueves. Lo recuerdo porque no hace muchos días, justo antes del comienzo de la campaña, sólo el 16,9% de los españoles estábamos al corriente de la fecha de los comicios según una encuesta del CIS. Entre nosotros, los enterados del 25-M, se contarían los afortunados con un domingo de mesa electoral, los policías desplegados para la ocasión, los periodistas encargados de cubrir las elecciones, los montadores de tinglados mitineros, los que hacen las fotos a Elena Valenciano y las retocan, y los que le guardan a Arias Cañete el traje rojo y los renos. También los carteros que llenan los buzones de tarjetas censales, aunque si uno se ha mudado después del 30 de enero, como es mi caso, no habrá recibido la suya y tendrá que hacer pesquisas para averiguar a qué urna dirigirse. Es la eficacia de nuestra administración, tan ejemplar como siempre. ¿Cómo era eso de descentralizar para estar más cerca del ciudadano y facilitarle la vida y tal, y tal??
Ya seremos más del 16,9%. Nuestros políticos han conseguido que el 100% de la población esté al corriente del magno evento, pues a pesados no les gana nadie. Ahora sólo falta que sean capaces de explicarnos exactamente qué hacen en Bruselas, en Estrasburgo y en Luxemburgo, o de camino entre cada vértice de este "eurotriángulo" que para muchos, entre los que me incluyo, resulta más misterioso que el de las Bermudas. ¿Seré euroescéptico aunque vote mañana? ¿Será pecado?
Hoy sábado, cuando estas líneas ven la luz, España reflexiona. No hay más que salir a la calle para comprobarlo. Durante la noche, agotado el plazo para pedir el voto, cientos de miles de militantes de los partidos han retirado todos los carteles electorales. Incluso los entrañables tablones que apenas usa alguna formación minoritaria, al menos los que tengo más cerca de casa. ¿No sería más sencillo utilizar esos corchos que obligar al peatón, o peor, al conductor, a forzar el cuello para leer un tópico lema pagado a precio de ingeniosa frase célebre? Este sábado, la patria piensa. Medita. Se vuelve sobre sí. Cada españolito ya sabe cuál es su favorito, pero se interroga? ¿Jugarán finalmente Diego Costa y Cristiano Ronaldo? ¿Alinearán a Benzema y a Arda Turam? ¿Marcará Villa en Lisboa el gol más importante de la historia del Atleti, que fue del coreado Luis Aragonés apenas unos minutos precisamente en Bruselas? Ojalá. Yo voto por David. Siempre contra Goliat. Y donde estén los pastéis de Belém, que se quiten las coles?
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