Miércoles, 01 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
El sufrimiento de un hincha
X

El sufrimiento de un hincha

Actualizado 15/05/2014
Raúl Izquierdo García

Esta vez sí. Esta vez, ¡podemos ganar la liga!... eso es lo que llevaba pensando Ramón desde hacía meses, pero hoy era el día definitivo, el día de la gloria o de la decepción más absoluta. Hoy no había mañana. Hoy se acababa, en el último plazo... o sí o no, pero no había más prórroga... Y Ramón lo sabía, lo mascaba... desde que se había levantado, un remusgillo le recorría el cuerpo, y una angustia iba creciendo cada vez más en él. El estómago se le encojía y sentía que se le hacía un nudo en la garganta, se le secaba la boca y se le aceleraba el pulso.

Aunque el partido era por la tarde, desde primeras horas de la mañana Ramón ya estaba merodeando por los alrededores del estadio. Había quedado con otros amigos que también sentían sus mismos colores. Enfundado en su bufanda futbolera, se había vestido para la ocasión, combinando los colores de su equipo, desde la camiseta hasta la gorra. Incluso la ropa interior era de los mismos colores. Todo cuidado era poco por el equipo de sus amores. Con él sufría y gozaba, lloraba y reía...

Todo esto era difícil de entender para el que no sentía los colores de ningún club. Ramón, creyente de la religión futbolera, no entendía a los ateos que no sufrían por ningún equipo o por los indiferentes que les daba igual el resultado. Ramón, asiduo al templo del fútbol, tenía su localidad fija en el estadio, y no se perdía ninguna liturgia, ya fuera en vísperas, completas o maitines. Sabía los cánticos apropiados, que gritaba (y nunca mejor dicho) hasta el extremo de quedarse afónico o sin voz. Sabía de memoria las alineaciones, la historia del club, los avatares de su historia, votaba en las asambleas de socios cuando le daban oportunidad, y comulgaba con ruedas de molino si era necesario, por defender a su club de cualquier ataque externo, sobre todo si venían de acólitos de otro equipo. Era un hincha perfecto, un poco talibán, eso sí, pero perfecto: la capacidad crítica un poco limitada y de los malos resultados tenían la culpa siempre los árbitros, los otros equipos o la diosa fortuna.

Lo cierto es que Ramón, ponía alma, corazón y vida en cada partido de su amado club. Tanto, que su estado de ánimo dependía del resultado, y hasta....¡su felicidad!

Aquel día se consumó la tragedia. Los actores sacaron la máscara del drama y aquello se convirtió en un valle de lágrimas y lamentos. Ramón no fue menos. No había consuelo. Sus lágrimas habían desteñido una parte de los colores de su bandera. No pudo ser. ¡Maldita sea!

Y en medio de la desazón y el lamento.... algo salió del interior de Ramón: ¿Hasta cuándo va a depender tu felicidad de lo que hagan otros? ¿Hasta cuándo vas a seguir hipotecando tu alegría por las gestiones de otros? ...

Y algo empezó a barruntar Ramón....

Ahora miraba el estadio, pero ya sin lágrimas y aquellas palabras, empezaron a hacer mella en su corazón...

[Img #27296]

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...