La Rana

Cuando salían del hotel a primera hora del sábado, en los alrededores de la plaza de Monterrey, dos turistas malagueños enfocaban su visita a la ciudad con el fin primordial de encontrar la rana, ni siquiera sabían dónde estaría colocada y tampoco repararon en la belleza del palacio de la Casa de Alba que dejaban a sus espaldas. Lamentablemente, desde hace muchos años Salamanca es famosa cara a sus visitantes por un pequeño batracio en piedra adosado a una calavera. Luego vino el astronauta.

Dudo que los cientos de miles de ciudadanos que se llegan hasta la ciudad de las doradas piedras, descubierto el pegote, permanezcan un rato extasiados ante la fachada de la Universidad, apretujada y rica, uno de los exponentes más hermosos del plateresco español; que entren en su patio para mirar un rato y fotografiar la maravillosa escalera, donde se reflejan valiosas aportaciones renacentistas; se asomen a las aulas en las que realizaron sus estudios insignes pensadores, grandes escritores y políticos, en especial la de Fray Luis de León, con cátedra y tribuna lateral; se paren a leer alguno de los vítores en sus paredes, en los que se reproduce, de alguna manera, la vida y los personajes de la universidad salmanticense? o pregunten por la esbelta y centenaria secuoya que se alza al cielo en el centro del patio.

O dudo, igualmente, que más de uno empuje la puerta gótica y la reja renacentista, en la planta alta, para llegar hasta la biblioteca barroca realizada en 1749. Y menos aún, que se vayan hasta el otro patio, el de las Escuelas Menores, y a la vuelta se detengan en la casa Hospital del Estudio, hoy sede del rectorado, el edificio más antiguo de los que se conservan en este increíble rectángulo, de finales del XV y dedicado a Santo Tomás.

Al final, qué le vamos a hacer, ahí está la rana y su significado como animal asociado al pecado. Pero habría que buscar también la 'mona cagona', los valiosos frisos eróticos que se nos tambalean, más ranas sobre más calaveras, la representación de la virtud y la lujuria, numerosos motivos vegetales? Y tras una par de horas de inimaginada visita, continuar, un par de días enteros, contemplando el centenar de monumentos salpicados en un casco antiguo inigualable e imposible de describir en toda su grandeza.