De Cunas a Camas

Los que nacen en buena cuna, tienen la singular preocupación de estar sometidos a la protección de sus dulces paredes, comentaba Segismundo mientras Braulio se apoyaba en la baranda que daba vistas a la brecha entre montañas donde descansaba el valle.

En el pueblo había pocas, pero alguna familia de cuna. Para casi todas ellas, ese lugar era una especie de residencia de verano donde aprovechaban lo bueno de la gente, el paisaje y los recuerdos. Eran épocas de fiestas, risas, y amor con sabor a almendra.

El resto del pópulo, vivía generosamente en casas de adobe mamposteado con filos de pared cuya sutileza y angostura quisieran imitar a la flor del cerezo. La familia de los Barbones (llamados así por el prominente mostacho del varón dominante), habitaban la casa más grande y con mejores vistas del pueblo. Dicen las malas lenguas que la requisaron por injusto real decreto y que tuvieron que traer el mármol y el granito desde la capital, cuando entonces, solo existían carros tirados por mulos para desplazar esos viles materiales. Quizás tardaron 15 años, comentaba Segismundo. Recuerdo que todos los veranos daban trabajo a Julita y Cledemona para el servicio, le replicaba Braulio. Razón, tienes amigo. Mi Julita fue la primera vez que vio una cuna. Por lo que me contaron, los Barbones la encargaron a sus conocidos de París para su primer vástago Juan Carlos. Hasta entonces mi querida Julita, que en paz descanse, no había visto más que pesebres y camastrones.

Pero,? como han cambiado las cosas Braulio. Esta familia, que aún clasista y a veces déspota, parecía justa y generosa e incluso daba trabajo y realeza al pueblo, dejó de venir. Me comentó Paco el de la tasca, que empezaron a tener predilección por las montañas de Suiza y los mares de Alborán. Incluso dicen que algún problema con la justicia llegaron a tener que les imposibilitó volver, al menos por vergüenza, ya sabes lo estirados que eran,...

Es una pena, continuó Braulio. Ahora la casa de los Barbones, está ocupada por el señor Alcalde D. Bárcelos. Dicen que para democratizar, cambió las cunas por camas. Quizá para que los niños pequeños fueran libres en sus movimientos. Quizá, porque la caja donde van nuestros impuestos se quedó pequeña para meter y atesorar lo que constantemente nos reclama. Solo hay que ver la pose tan buena y la tez tan jovial que viste.

No sé Segismundo, la gente ya sabes que habla mucho,? Ten en cuenta que tanto en la cuna como en la cama, siempre nos cuentan cuentos y es que es muy difícil la transición de una a la otra y sobre todo, el saber ocuparla.