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El universo sonoro de un serrano de la Sierra de Francia
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TREINTA AÑOS DE MÚSICA TRADICIONAL.

El universo sonoro de un serrano de la Sierra de Francia

Actualizado 28/04/2014
Rosa Gómez

SEQUEROS | Concierto de Gabriel Calvo con 'La Fabulosa Retahila' para celebrar la festividad del Día de la Cruz

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Gabriel Calvo, folclorista e intérprete de música tradicional española cumple treinta años de dedicación artística. Un aniversario que celebra sintiendo el cariño y el reconocimiento de su gente. Con la ilusión de quien comienza pero con el poso de la sabiduría popular.

Para celebrarlo, Gabriel Calvo ha comenzado en Abril una gira de recitales que le llevará por numerosos lugares de la geografía nacional. De la mano de La Junta de Castilla y León, Diputaciones, asociaciones y Ayuntamientos, estará por citar algunos lugares : Olmedo de Camaces, Hinojosa de Duero, Cantimpalos, Villoria, Madrid, Topas, Guijuelo, Segovia, La Alberca, Macotera, Ávila, La Fregeneda o Salamanca.

El día 23, coincidiendo con la festividad del el Día de la Cruz, parará en Sequeros para presentar La Fabulosa Retahila. Un concierto lleno de tradiciones del que saldrán muñecos, animales totémicos y todo tipo de artiligios. Canciones, trabalenguas, bailes y romances que nos tranportan a otra época. Será a las 20.00 h en el Teatro León Felipe.

Los origenes

Gabriel Salvo nació en Monforte de la Sierra en 1964. Su abuela Luisa, era una serrana auténtica que cantaba y bailaba como nadie en la villa, testimonio y genes que traspasó a Guadalupe García, madre de Gabriel. El trovador serrano, era un niño observador y gustaba de admirar a cuantos tamborileros se acercaban anualmente a tocar en las fiestas patronales. Recuerda profundamente y en plenas facultades artísticas a algunos legendarios como: Titi de Madroñal, El Guinda, El tío Valerio, El Mozo de Villanueva, Vito de Miranda, el tío Marcelo de la ALberca o su preferido, Titón de Mogarraz. Músicos populares con los que compartío sabiduría y posteriores recopilaciones.

Las canciones de su abuela y la sensibilidad por lo tradicional calaron muy hondo en aquel adolescente que valoraba la tradición en un tiempo donde precisamente no estaba de moda. Con el paso del tiempo y siguiendo la estela de grandes folcloristas se dedicó a recoger testimonios orales. Gabriel, reconoce:

En mi vida artística, las personas más importantes han sido mis informadores. Personas que prestaron su voz y su tiempo para ser grabadas y transmitir tesoros sonoros guardados en la memoria a través de la tradición oral.

Personas de una sociedad rural de la que todavía pudo conocer una esquina de su estructura tradicional antes de desmoronarse y de la que sigue conservando su olor y todo el aroma que desprenden las cosas exclusivas que tanto seducen a uno.

Gabriel, reconoce, que fueron años de profundos cambios culturales que con el paso del tiempo han evidenciado el olvido de cosas más importantes.

Los Romances[Img #18996]

Como todo joven, escuchaba la música de la movida y los clásicos más clásicos de grupos e intérpretes. La tradición era un regalo para los sentidos, una mezcla de emoción y de gozo sonoro que exaltaba los gustos más ancestrales. En particular recuerda cuando recogia romances:

Los romances me conmovían con sus historias extraordinarias Los textos y sus melodías se colaban en mi mente imaginándome a los personajes de sus argumentos, sus vivencias, ansias, disfrutes, sufrimientos y toda su vida misma. Veía incluso sus caras y los reinventaba para ser asimilados con más soltura. Pero el encuentro real con la tradición directa fue como un arco iris en mitad de la lluvia, el estado perfecto para un día de primavera cuya agua viene a contribuir al florecimiento del campo.

Cada vez que escuchaba un canto tradicional, el misterio me acariciaba sintiendo algo indescriptible de explicar. -Es un sentimiento que nunca me ha abandonado y que creo que es el nexo que ahora me une artísticamente con el público cuando actúo-. Transmitir tradición va más allá de vestirse y de sentirse folclorico. Hay un sentimiento que no se ve y que emana del conocimiento y de las vivencias. Al fin y al cabo yo nací y me crié en un pueblo y eso suma mucho.

Descubrí, emocionalmente, que el romancero era un género único, que no sólo me seducía literalmente, sino que también poseía esa capacidad sentimental para que uno pudiera sumergirse y viajar al pasado con sólo escucharlos. Era como vivir en siglos distintos y entrar en el presente con sólo activar los sentidos.

Sin darme cuenta, descubrí, que todo eso estaba ahí, a mi lado, sólo era cuestión de abrir un telón y adentrarme en capítulos y argumentos de vidas ajenas deseosas quizás de transferir culturalmente lo heredado. El tiempo me reveló en buena medida, que parte de aquel catálogo sonoro se encontraba fosilizado, que todo era pasto de la llama del olvido. Constaté en las numerosas recopilaciones llevadas a cabo, que el romancero había sido relegado de la retentiva. Los palacios, rebosantes en otos tiempo de sapiencia se hallaban deshabitados. Las palabras estaban extraviadas y las melodías volaban con el viento y no lograban retenerse.

Primeras recopilaciones

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Para Gabriel, 1984 y abril son un año y un mes grabado a fuego, ya que es la fecha donde comienzas sus primeras recopilaciones. La primera fue efectuada en Mogarraz, donde cantaron para él, su inolvidable y muy querida Sagrario Sánchez y Adela Núñez. A partir de aquí, éste amante apasionado de la cultura popular española recorrería la totalidad de los pueblos de la Sierra de Francia y la provincia hasta configurar un tesoro sonoro de incalculable valor en la actualidad.

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