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Vértigo, por Rubén Juy
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OPINIÓN

Vértigo, por Rubén Juy

Actualizado 27/04/2014
Redacción Ciudad Rodrigo

Ya lo decía el mítico grupo irlandés U2, en la canción que tienen situada en este mismo artículo y que les recomiendo escuchar encarecidamente antes de leer el artículo:

"Can't rule your heart, a feeling so much stronger than a thought", que traducido a nuestro idioma sería algo así como "No puedes mandar sobre tu corazón pues un sentimiento es mucho más fuerte que un pensamiento". Y es que nadie me puede negar que nunca ha sentido vértigo al darse cuenta de que los sentimientos han podido a nuestros pensamientos, que el amor ha vencido una vez más a la razón.

Yo soy firme defensor de que las personas somos seres somáticos, mucho más de lo que se nos considera. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado llorando sin saber por qué, cuando alguien nos cuenta una historia triste? ¿Cuántas veces hemos sentido un tremendo dolor en nuestra zona abdominal al estar preocupados por algo o por alguien?

El ser humano es un animal que exterioriza sus sentimientos, pero, día tras día nos empeñamos en ocultar esas manifestaciones por miedo al "qué dirán", por miedo a que la minoría ruidosa vuelva a poder con la mayoría silenciosa.

Pensemos en el propio vértigo. Si nos esforzamos casi podemos sentir el calor en nuestra frente, sudorosa ante el peligro. Casi podemos notar nuestras piernas temblorosas, que se aceleran a medida que se aproxima el "problema", el "peligro" o como quieran llamarlo. Nuestro corazón alocado, palpita a ritmos acelerados mientras nuestra respiración le acompaña en esa carrera hacia el autocontrol.

Ante nosotros el mayor precipicio ante el que nos hayamos encontrado. Solo nos queda saltar, pero con los ojos abiertos. De nada sirve afrontar ese vértigo con los ojos cerrados, ignorando la atura a la que se encuentran nuestros corazones. Debemos mirar con ojos confiados al enemigo, y saltar? Volaremos solo si estamos convencidos de ello. Volaremos fuerte y entonces el vértigo se convertirá en nuestro mejor aliado. Dejará de ser un problema para proporcionarnos ese bienestar que demandábamos hace escasos segundos.

Así de subjetiva es la vida, así de subjetivos son los problemas.

Las personas tenemos vértigo a todo; tenemos temor a la alegría por ser desmesurada, a la tristeza por ser abundante, al miedo por incapacitarnos y al valor por ser demasiado atrevido.

Por todo esto, lo realmente importante es conseguir crear confianza donde antes había temor y si no lanzarnos al precipicio confiando que ese vértigo sea el que nos lleve a levitar hacia nuestro destino.

Yo lo tengo claro, saltaré como siempre he hecho, pues el vértigo ha sido siempre quien me ha salvado del propio vértigo.

¿Saltan conmigo? A la de tres? 1? 2? 3? ¡14!

Rubén Juy Martín [@ruben_juy_9]

Estudiante

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