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Leer, por el placer de leer
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Leer, por el placer de leer

Actualizado 25/04/2014
Luis Marcos del Pozo

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"Si para leer les imponemos fórmulas y ejercicios provenientes de aquel absurdo intentó de abordar la literatura desde una perspectiva científica, matamos todo su posible interés".

He tenido la grandísima suerte, de tener unos padres que me inculcaron el amor a los libros y a la lectura y no hubo un día de mi infancia que me acostara sin un cuento "contado" e interpretado y después leído, disfrutado y a veces sufrido. Había tiempo libre para pocas cosas. En mi casa siempre había algo que hacer; pero había una licencia, leer, para eso siempre nos daban tiempo.

Pasados los años, y ya con una formación, circunstancialmente didáctica, me acompañaban una y otra vez las palabras de mi padre sobre la importancia de la lectura para estimular la creatividad, la imaginación, la concentración, la capacidad verbal e incluso ampliar nuestra inteligencia.

Debido a toda esta influencia, tenía muy claro que mis hijos debían de tener presentes día a día los libros, del mismo modo,que tienen los juguetes. Y al igual que en la escuela, dispusimos un espacio para los libros, primero en su habitación y luego en otro espacio, poco a poco,hicimos nuestra "gran biblioteca" donde ellos sabían que tenían a muchos ilustres, esperando que los devorasen.

Siempre, mi mujer o yo, dependiendo de la vorágine diaria, compartimos el momento de lectura, ese momento que nos daba una conexión especial, a veces solo en el momento y otras, para siempre.

El interés por la lectura se debe inculcar a un bebé desde el nacimiento y tratar que se convierta en un hábito, como es el baño, la hora de irse a la cama, etc.

Los beneficios de la lectura son incalculables lleva al niño y después al adulto a adentrarse en mundos fantásticos o imaginarios, desarrolla el sentido crítico, aumenta la capacidad para escuchar (esa que muchos no desarrollan y la cubren con la capacidad de hablar).

Al hilo de todo lo anterior, y con la importancia reseñada anteriormente de los libros, para mí y los míos, planteo aquí algunas cuestiones, como una forma de motivación para unos y cuestionar a otros, a quienes vienen anunciando el fin del libro, el fin de la era Gutemberg, devorados por las nuevas tecnologías, los ebook, los iPad, y los i..., consumidas actualmente por los jóvenes.

Esta idea del fin del libro, en términos "Nietzscherianos" cuando a través de Zaratustra anunciaba "Dios ha muerto" o el mismo Michel Foucault con su radical, "el hombre ha muerto" . Siguiendo aquel mismo camino, los apocalípticos vaticinan, " el libro ha muerto" dada la falta de interés de jóvenes generaciones por la lectura, y por su apropiación en exclusiva de todos los medios audiovisuales disponibles.

Pero el libro sigue vivo, y perdurará en el tiempo,a pesar del desarrollo de las tecnologías, pues los libros se escriben mediante el uso más elaborado del lenguaje, y sin lenguaje, sin palabras, sin expresiones lingüísticas, no hay historia, se pierde el conocimiento y el dominio del hombre sobre la tierra.

Lo que da la sensación, visto el reparto monetario que hacen los gobiernos y sus "in gobernantes" es que no interesan las personas cultas, aquellos fieles guardianes de la cultura y acusadores de las injusticias cometidas. Estamos lejos de aquella frase que decía "gobernar es educar" o aquella otra con diferente connotación "no les demos limosnas, enseñemos a conseguir el product " (en referencia a los países africanos). La educación es el único camino para salir de la pobreza o para repuntar y florecer en los países que han pasado las primeras etapas.

Hoy, estamos lejos de formular tales ideales en el inconsciente colectivo. Vivimos una época en la que lo importante es la farándula, la mediocridad, y el enriquecimiento ilegal de unos pocos, en desmedro de otros muchos.

¿Por qué los alumnos/hijos no leen? Es la pregunta que debiera rondar por la mente de los educadores/padres, por la del Ministerio de Educación. Para mí la respuesta es simple, es equivocado el camino que se ha escogido desde hace muchos años con la lectura. Se lee por el placer de leer, y desde ahí se trabaja la lectura, si se obliga a leer ya no hay disfrute, ya no hay interacción con el libro y comienza el sufrimiento, uno más a engrosar la lista.

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