La casa de Doña Lola

Todos los que estudiamos en el Instituto de Bachillerato Ramón Olleros Gregorio, en la década de los 80 del pasado siglo recordamos con nostalgia la figura de doña Lola. Dolores Cascón, de figura frágil y tenaz decisión a pesar de nosotros mismos, supo inculcarnos con gallardía valores hoy tan infravalorados como la dignidad y la decencia, además de por supuesto enseñarnos a comprender a los habitantes de la pérfida Albión, porque sus clases no eran solo de inglés, también lo eran de la cultura e idiosincrasia de aquél pueblo.

Al atardecer de muchas tardes de verano la recuerdo en aquella cerrada curva de la calle colón antes de enfilar la subida hacia la plaza de la Piedad, donde tenía su casa, un conjunto de edificios tradicionales, con cubierta de teja a dos aguas y aspecto antiguo, pero lo que más me intrigaba eran unos míticos jardines que jamás había visto pero si imaginado.

Ahora ya no me hace falta usar la imaginación, la degradación que los últimos años sufrió este edificio lo ha abocado a la ruina y lo que fueron aquellos soñados jardines se han convertido en otra escombrera que afea el perfil de la ciudad. El tiempo pasa, nuestro pasado ya no es nuestro si no de la Historia, esa pequeña de cada uno, pero que nutre la general de nuestro pueblo y en la mía estaban doña Lola y su casa.