PEÑARANDA | Se originaba hace mas de cuatro décadas como entretenimiento local
Es una tradición que ya se ha convertido en una cita ineludible cada Viernes Santo. El juego de las Mecas se ponía en marcha nuevamente en uno de los salones del Centro Social, sede de esta original y única practica.
A las cinco en punto de la tarde, una veintena de participantes encabezados por Ángel Gómez Tabernero, presidente de las Mecas y uno de sus miembros más veteranos, comenzaban a poner en práctica el juego.
El juego de las Mecas consiste en lanzar los dados e ir sumando los puntos. Cada jugador irá tirando los dados, tantas veces como sea necesario para sumar entre 24 y 31. Entonces se planta. Si se pasa, ha perdido la ronda y la jarra de limonada denominada "lamentación".
El jugador que se pasa de 31, o que se plantó en 24 o más, pero el resto de jugadores le superaron, pierde la "lamentación", pagando una ronda de limonada para todos y recibiendo las burlas de los demás. Durante la jugada siguiente, tendrá delante de él, sobre la mesa, un cirio alumbrando, indicando que ha perdido.
La cita se lleva repitiendo desde el año 1979, pasando por etapas en las estuvo a punto de desaparecer debido a la falta de apoyos. Pero los secretos de este original juego autóctono, como si de los buenos secretos familiares se tratara, han ido trasladándose de generación en generación hasta llegar a nuestros días, en los que no solo parece estar mas que consolidada la cita de cada año, sino que recibe a mas jugadores en cada nueva edición.