Réquiem por la música

Esta semana no me queda más remedio que hacer una crítica, pero no es una crítica musical, sino una crítica por la muerte de la música en la Educación Primaria.

Supongo que habrá llegado a todos los oídos la noticia de que la música queda relegada a una asignatura optativa, que cada centro educativo elegirá si la quiere impartir o no. Parece ser que el actual gobierno considera que la asignatura de música sirve para poco más que para preparar la actuación de fin de curso y por eso reduce notablemente su carga lectiva de los centros que estimen oportuno ofrecer la asignatura, pudiendo elegirla de entre el siguiente grupo de materias: una Segunda Lengua Extrajera, Religión (que ya está dentro de las asignaturas específicas), Valores Sociales y Cívicos, y Música, que estaría dentro del programa de Educación Artística. Si echamos la vista atrás, en la Edad Media, el "ora et labora" hacía que la gente, pensando en sus pecados y en el más allá, no prestara atención al más acá. De este modo, los políticos y la Iglesia, podían presionar más mediante diezmos y otros impuestos; estaban fomentando la ignorancia, porque no interesaba un pueblo inteligente, con ideas propias y que pensara que una vida mejor era posible. Podrían llegar las revueltas y por lo tanto los cambios; algo que no interesa en absoluto a un gobierno. Se dice que la historia es cíclica, pero personalmente pienso que todo sigue igual, la historia solo avanza en tecnología y destrucción, cosas que dan dinero. A pesar de que importantes estudios de Universidades de primera fila (como ya he explicado en este Mirador Musical) hayan dictaminado los grandes beneficios de la música a edades tempranas (releed el artículo de Música y números), parece que no interesa introducir a los niños en un mundo de mayor trascendencia intelectual, parece que lo que interesa es que las cosas se queden como están o incluso volver al pasado. Solo hay que ver lo que está ocurriendo con los universitarios titulados que tienen que emigrar al extranjero para poder trabajar. Este país ha formado a personas muy buenas en sus materias, grandes cerebros que, solo por el hecho de serlos, no interesa que estén aquí. La mente inteligente piensa y el que piensa ve las cosas claras y aquí todo está muy claro: cada Ley educativa que se aprueba es peor que la anterior. La religión del pasado es el fútbol de hoy en día, es el "pan y circo" de la Antigua Roma, el espectáculo por excelencia, al cual se le intenta unir el automovilismo, el motociclismo, el tenis, el baloncesto y un largo etcétera. En lo que la población se sienta identificada con la Roja, con el Barça o el Madrid, con Nadal, Alonso o cualquiera de los deportistas de élite; mientras el espectador se ilusione con las victorias de los nuestros, no se fija en las derrotas propias, en los goles que nos mete a diario nuestro gobierno y en la falta de posibilidades para el futuro de sus hijos. Fue en Primaria cuando yo decidí querer llevar una vida dedicada a la música. Es a esas edades cuando, de forma general, se muestra un mayor interés por las cosas y también cuando el cerebro puede absorber más información. Si los niños no reciben nociones de música en Primaria, difícilmente van a querer tener un contacto con la música formal, pasarán de escuchar la música de los dibujos animados a la que se puede escuchar en cualquier discoteca (sin ánimo de menospreciar). Y a parte de todo esto, no podemos olvidar que muchísimas personas (entre ellos muchos de mis colegas) se quedan con un título universitario prácticamente inservible, eso sin contar con los que todavía están cursando el Grado de Educación Musical. Y hay cosas que, por muy azules que sean los ideales políticos, no se pueden obviar. La educación no es un juego, es algo imprescindible para el desarrollo de una persona y por lo tanto para el desarrollo de la "civitas". Que la música quede por detrás de la religión es algo muy gordo, porque ir a misa es "gratis", pero ir a una escuela de música no.