En la columna de la semana pasada, "Qué crecemos", me quedé en la explicación a la ausencia de crecimiento. Recordemos que es la tendencia al cambio hacia economías de servicios una de las claves que explican la incertidumbre sobre el crecimiento, junto a la reducción de los beneficios por el impacto de la innovación, comparado con épocas pasadas, así como la escasez de materias primas naturales y la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero. Hay grupos de presión que consideran que la escasez, y la lucha contra el cambio climático suponen impedimentos para el posible crecimiento.
Que en Europa, y en todo el mundo, hay una enorme incertidumbre, sobre el camino a seguir, no es descubrir nada nuevo. Precisamente por eso, deberíamos tomar las decisiones más adecuadas para nuestras sociedades, valorando posteriormente su impacto económico, en vez de, como se hace actualmente, tomar las decisiones pensando exclusivamente en el crecimiento económico. La cuestión clave es plantear una propuesta colectiva en la que ni la economía, ni la sociedad, dependan del crecimiento del PIB, es decir, ¿somos capaces de proponer una alternativa fuerte frente a la incertidumbre del futuro, y pueda mantener una sociedad justa sin que haya crecimiento?
Uno de los grandes retos que tenemos que enfrentar es la escasez de materias primas. El crecimiento del PIB depende, no lo olvidemos, de muchos factores, entre los que está la economía extractiva (petróleo, carbón, etc.). Pero esas reservas empiezan a menguar y, consecuentemente, necesitamos imperiosamente reducir sus niveles de extracción. Tampoco es ningún secreto que la Unión Europea tiene una posición muy delicada, por su dependencia energética, no posee yacimientos de minerales raros, vitales para las nuevas tecnologías, y es vital mantener la lucha contra el cambio climático. A ello hay que sumar que somos el área del planeta que más producción agrícola importamos.
Olvidamos, porque nos interesa, que existen complejas interconexiones entre el medio ambiente, la escasez de recursos, la tecnología de bajo consumo y los cambios en nuestros estilos de vida. Mientras los debates políticos siguen centrados en la producción y consumo de energía (nuevos yacimientos, fracking, etc.), lo que debemos hacer, de manera urgente, es un cambio en nuestra forma de vida. Podríamos seguir tal como hasta ahora, y esperar que sea la tecnología la que resuelva los problemas actuales, pero eso puede resultarnos caro, muy caro.
Vale, pero ¿qué debemos pedir a nuestros actuales políticos para empezar el cambio de estilo de vida? Lo primero es construir la necesaria infraestructura para modelos de vida más eficientes, y con menos producción de emisiones perjudiciales: transporte de bajo consumo o financiamiento para incrementar la eficiencia energética en las viviendas? Justo lo contrario de lo que se hace ahora.
Abordo el consejo para el grueso de la ciudadanía, en el último párrafo, pues está ampliamente demostrado que es donde más repercusión puede tener un consejo: consumamos productos que requieran poca energía en su producción y en su posterior utilización. Busquemos productores locales? todos saldremos ganando.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.