¿Cómo has podido morirte sin mí?

Siempre dijiste: "Amor, vivamos juntos hasta que nuestro pelo encanezca y podamos morir el mismo día. ¿Cómo has podido morirte sin mí?"

Así comienza la carta encontrada entre las manos del cadáver momificado de Eung-tae, un hombre que vivió en el siglo XVI en la ciudad de Andong (Corea del Sur).

La noticia de su hallazgo la he podido leer esta semana, a pesar de que se encontró hace 13 años, debo confesar que me ha emocionado, para alguien como yo, psicólogo y mediador, que por trabajo está más en contacto con el desamor y el desengaño, supone un aliento fresco a pesar del dolor de la viuda que escribe la carta (embarazada, para mayor sufrimiento), una esperanza a que el amor rompe las barreras y va más allá de la muerte.

Y es que, con sus casi 500 años de antigüedad la carta tiene la capacidad de conmover a quien la lee; "lee esta carta y contéstame con todo detalle en mis sueños, en cuanto puedas" le pide al difunto en sus letras,?, y me permito imaginarme a la señora tratando de conciliar el sueño, rota de dolor, esperando las respuestas de su amado.

Los sentimientos que desprende la misiva tendrían sentido 500 años antes, lo tienen ahora y seguro lo tendrán dentro de 500 años, y es que aunque vivimos tiempos difíciles para el amor, y cada día menos personas creen que el amor eterno, el amor sigue siendo motor de vida, marcando nuestras búsquedas, como desde siempre lo ha sido.

La emoción desgarradora de las palabras por la pérdida del ser querido se tiñen de grandeza por haber sentido tanto amor y haber sido recompensado, ojalá todos a l final de nuestros días pudiésemos contar que en algún momento hemos amado de esta manera.

En tiempos de desamor no está mal compensarlo con amor, os dejo con la carta:

1 de junio de 1586

Siempre dijiste: "Amor, vivamos juntos hasta que nuestro pelo encanezca y podamos morir el mismo día. ¿Cómo has podido morirte sin mí? ¿A quién vamos a escuchar mi pequeño y yo, cómo debemos vivir? ¿Cómo pudiste alejarte de mí?

Recuerdas cómo tu corazón moraba en mí y cómo yo habitaba en el tuyo? Cada vez que nos acostábamos juntos siempre te decía: "Amor, ¿habrá alguien que se quiera como nosotros? ¿Realmente como nosotros?" ¿Cómo pudiste dejarme así, después de todo?

Es que no puedo vivir sin ti. Es que quiero irme contigo. Por favor, llévame a donde estés. Mi corazón, mis sentimientos hacia ti son lo último que podré olvidar en este mundo. En mi corazón desgarrado solo queda un dolor sin límites. Solo puedo preguntarme: ¿cómo puedo vivir con el niño si nos faltas, pensando en ti, sin fuerzas para sosegarme?

Por favor, respóndeme a todas estas preguntas, lee esta carta y contéstame con todo detalle en mis sueños, en cuanto puedas. Esa es la razón por la que te escrito esta carta y la entierro contigo. Ojalá pueda escuchar tu voz suavemente en mis sueños. Mírala atentamente y habla conmigo. Un día me dijiste que querías decirle algo al niño cuando viniera al mundo, pero te has ido tan repentinamente. Cuando dé a luz al niño, ¿a quién llamará padre?

¿Cómo puedes entender cómo me siento? No existe una tragedia como este dolor mío bajo el cielo. Te has ido a otro lugar, pero no padeces una tristeza tan profunda como la que me dejas. No puedo contar cómo me siento realmente, no puedo expresar mi dolor sin fin salvo con estas palabras ásperas y precipitadas.

Por favor, como te digo, lee atentamente esta carta y ven a mis sueños y muéstrate y hablemos de todas estas cosas. Estoy tan segura de que podré verte en mis sueños. Ven a mí en secreto y muéstrate, ¿lo harás? Hay tantas cosas que debo decirte, tanto que queda fuera de esta carta. Adiós.

Te quiere, Tu esposa