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El asesinato de la “mercancía”
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El asesinato de la “mercancía”

Actualizado 03/11/2013
Victorino García Calderón

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Treinta y cinco viajeros de un total de sesenta murieron en el camino a Argelia, desde donde pensaban llegar hasta Europa. Varios días atrás comenzaron la travesía por el desierto de Sahara desde la ciudad de Arlit, al noroeste de Nigeria. Por el camino, uno de los automóviles tuvo una avería.

Aquellos que pudieron regresar a Arlit informaron del incidente, sin embargo, los militares y las brigadas de salvamento que llegaron al lugar de los hechos, lo hicieron muy tarde para muchos de ellos.

Leer más: http://spanish.ruvr.ru/news/2013_10_28/Mueren-de-calor-decenas-de-emigrantes-cruzando-el-Sahara-9282/

El asesinato de la “mercancía” | Imagen 3

Parece que tengo siete años y que veo a mi padre sintonizando "La Pirenaica", aquella emisora que sintonizábamos en onda corta en los negros tiempos del franquismo para poder enterarnos de lo que también pasaba en España además de inauguraciones de carreteras, pantanos y demás enseres. La noticia que arriba se reproduce leída en algún informativo español y aparecida en un medio extranjero en castellano como "La voz de Rusia", parece de aquellos tiempos, y como entonces ha pasado casi desapercibida, no ha tenido ni los beneficios de la cercanía que tuvieron los cientos de asesinados (?) de hace unas pocas semanas en Lampedusa.

Decenas de mujeres y niños subsaharianos han perdido la vida debido a un accidente del vehículo que los transportaba al norte de África atravesando el desierto sin provisiones suficientes para poder resistir hasta que llegara el rescate. Han muerto por sed e inanición en medio de la nada porque nadie previó que pudiera suceder un accidente y este hecho, en el Sáhara, es calificado simplemente de asesinato. Me imagino la escena cuando llegaron las ayudas y aunque no he visto ninguna fotografía del hecho -desconozco si algún medio se ha atrevido a publicarla en caso de que alguien llevara una cámara e hiciera alguna toma- ponerle cara a la muerte en el desierto no debe ser fácil, pero basta la imaginación para pensar que debe haber sido un auténtico espanto contemplar el reguero de cadáveres de mujeres y niños que habían salido a buscar agua a algún sitio. Supongo que los asesinos ni fueron al rescate, mandarían a algunos emisarios, pagados eso sí, con el propio dinero que las víctimas les habían dado por la promisión.

Sí, quisiera ver la cara de esos "asesinos", necesito verlos, aunque me temo que va a ser una quimera porque, como decía en la anterior entrega, son de otra categoría, la más baja e ínfima del mundo criminal, al igual que sus víctimas y por tanto, no son noticiables. Sus familiares no viven casas de lujo compradas con el dinero de las indemnizaciones que el estado le da a otros, tampoco van a hacer manifestaciones de repulsa allá en Níger y si las hacen no nos vamos a enterar, por lo que el más absoluto anonimato se cernirá sobre su memoria.

Las fotos que acompaño a este artículo las hice en el Sáhara, pero en condiciones muy distintas, iba acompañando en un viaje de estudios a mis alumnos, un viaje de placer, pero aún así, fue suficiente para darme cuenta al apretar el botón del disparador de que atravesar el desierto sin la seguridad suficiente es un suicidio si es por propia voluntad y aunque detrás de mi, en el todo-terreno, las chicas que me acompañaban iban cantando y llenas de felicidad en "su" viaje por las dunas, tuve tiempo suficiente para darme cuenta de lo peligroso que es viajar por esos territorios mientras tomaba esas fotos.

No ha sido este el caso, la falta de medidas de seguridad acabó con más de treinta personas que buscaban un futuro mejor en el norte y si se traduce en auténtico terror tiene un nombre: ¿asesinato por imprudencia? ¡NO! Los causantes sabían que podía pasar, pero no han querido quitarse ni una sola moneda del beneficio.

Es bastante probable que algo parecido haya pasado con los mineros de Pola de Gordón, sus amigos y familiares ya han denunciado que días antes advirtieron algo que podría convertirse en una tragedia y si es así ya veremos qué pasa con la investigación, si se produce, del ¿accidente? ¿lo podríamos denominar terrorismo empresarial? Espero verlo algún día, porque desde que hay minas en el mundo, qué pocas veces se entera uno de lo que pasa con los cientos de trabajadores que mueren por semejantes imprudencias asesinas parecidas. De una cosa estoy seguro: a los poderosos, políticos, banqueros, empresarios o simplemente delincuentes sin escrúpulos, no les llega el grisú, ni se les cae la pared de ladrillos encima, ni se les para el vehículo en medio de la nada, nadie nos enseña fotos de los asesinos terroristas responsables de tales desmanes en su vida cotidiana, no son vidas públicas, pero estoy absolutamente seguro de que no son ateos, tienen fe y creen en dios, en el dios-dinero-poder y eso les lleva a no poner los medios suficientes para evitar que pasen estos asesinatos de la mercancía en la que nos quieren convertir, si no lo han hecho ya.

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