La semana pasada, el procurador socialista José Ignacio Martín Benito presentaba en el pleno de las Cortes de Castilla y León una moción en busca de protección para el patrimonio cultural con el que cuentan las cajas de ahorro de la Región, ahora que Caja Duero (actual Banco Ceiss) va a ser comprada vía absorción por Unicaja. Con esta transacción existe el peligro de que más de 2.000 obras de arte y archivos documentales puedan salir al mercado nacional o incluso internacional después de ser adquiridas con los ahorros de los salmantinos. El Grupo Popular fue el único que votó en contra de esta medida negándose a blindar la salida de fondos artísticos a otras comunidades autónomas. Martín Benito reclamaba que la Junta de Castilla y León podría haber "amarrado" estos fondos para la Comunidad a través de la declaración de parte de estas obras como Bien de Interés Cultural.
Parece, por tanto, que la colección de Arte de Caja Duero corre el riesgo de dispersarse y perderse. Este temor no es nuevo, pues ya en la época de la fusión con Caja España se evitó que desde Salamanca todo el patrimonio artístico fuera llevado a León, conservándolo tanto en San Eloy como en el edificio de Los Bandos (palacio de Garci-Grande) y en las sedes de Soria, Cáceres y Madrid. La ciudad de León fue mucho más diligente en este aspecto y ha logrado conservar las 10.500 obras de arte que componen su colección uniendo su patrimonio pictórico y escultórico a su Obra Social, dejándolo fuera de la fusión con Unicaja. En cambio, Caja Duero nunca unió su importante legado a su Obra Social y hoy es propiedad del Banco Ceiss, que está a punto de ser comprado definitivamente por Unicaja.
Algo parecido ha ocurrido en Burgos donde la absorción de Caja de Burgos por parte de CaixaBank concluyó no solo con la adquisición de la entidad y todos los bienes muebles e inmuebles que le pertenecían, sino también con la colección de arte que la entidad comenzó en 1988. En total, alrededor de 600 obras de autores burgaleses junto a artistas españoles fundamentales dentro del arte contemporáneo español se incluyeron como un activo más de la entidad de ahorro y no de su obra social, pasando a pertenecer a CaixaBank.
Por lo que vemos, la decisión sobre el futuro del rico patrimonio artístico de las Cajas de Ahorro de nuestra comunidad reside en la voluntad de los directivos de entidades bancarias ajenas a Castilla y León. A la vista de las votaciones en la última sesión de las Cortes castellanoleonesas queda claro que a nuestros representantes políticos esto no parece preocuparles.
De todas las colecciones, la de Caja Duero es una de las importantes. La Caja de Ahorros de Salamanca fue poseedora, durante decenios, de una valiosa colección de pinturas propiedad del Estado, cedida en depósito a la Escuela de San Eloy. Cuando en 1949, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca adquiere este centro, lo hizo con todas sus pertenecías, incluidos los cuadros estatales que pasaron a decorar sus dependencias hasta los años ochenta. En esos años se pidió que regresaran al Museo del Prado el llamado "Prado disperso", es decir, todos los cuadros que estaban depositados fuera del Museo, en organismos públicos y privados de todo el país. Después de algunos aplazamientos, la Caja devolvió los cuadros al Museo del Prado en 1988. Para evitar futuras carencias, la Comisión Ejecutiva de la Caja nombró una comisión para la selección y compra de cuadros, dotándola de un fondo anual, que fue ampliándose con posterioridad.
Este es el origen, pues, de la actual colección de Arte de Caja Duero. Algunas obras fueron adquiridas en subastas, otras se compraron a particulares y en ocasiones los creadores donaban sus propias obras.
En la nómina de autores aparecen un grupo de ilustres pintores del siglo XIX como el paisajista Carlos de Haes, Francisco Iturrino, Ángel Lizcano, Federico de Madrazo, Joaquín Mir o Vicente Palmaroli. Junto a ellos, grandes autores del pasado siglo como Benjamín Palencia, Díaz Caneja, Lucio Muñoz, Joaquín Vaquero Turcios, Vázquez Díaz, Hernando Viñes, etc, o el abstracto Fernando Zóbel. Algunos de los pintores pertenecen a un círculo próximo a Salamanca, generalmente profesores de la Escuela de San Eloy: González Arenal, González Ubierna, Zacarías González, Abraido del Rey, Mª Cecilia Martín, Genaro de No o Manuel Gracia. También aparecen otros artistas que trabajan en Salamanca como: Miguel Ángel Gasco, Luis de Horna, Fernando Mayoral, José Luis Pérez Fiz o Rafael Sánchez Carralero entre muchos otros.
Asimismo, figuran escultores relacionando con Salamanca como Mateo Hernández (con esa soberbia pieza de una pantera negra que podemos contemplar en la oficina principal de Los Bandos), Venancio Blanco, Pablo Serrano, Agustín Casillas, Damián Villar, Montagut, González Macías, Severiano Grande o Núñez Solé. Junto a estas obras, Caja Duero también fue depositaria de las colecciones del escritor y crítico de arte Juan Antonio Gaya Nuño o del legado del artista salmantino Zacarías González. Muchos nombres para perderlos.
El pasado jueves, SRTV informaba de que el PSOE salmantino defenderá una moción en el próximo pleno destinada a preservar todo este patrimonio cultural salmantino, no solo los cuadros y esculturas sino también edificios históricos y el valioso fondo documental. El Grupo Municipal Socialista espera recibir el respaldo de los populares para prevenir la posible venta, separación o pérdida de este "tesoro de primer orden", en palabras de Enrique Cabero. Falta por ver si nuestro alcalde y el grupo popular entienden que este patrimonio es una fuente extraordinaria para la investigación, el estudio y el conocimiento.