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El Ayuntamiento de Villarino habilita la ruta del Desgalgadero y añade el cañón del Encuentro y...
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LOS AMANTES DE LA DIFICULTAD EXTREMA TAMBIÉN TIENEN SU LUGAR DEDICADO

El Ayuntamiento de Villarino habilita la ruta del Desgalgadero y añade el cañón del Encuentro y...

Actualizado 24/02/2021
Miguel Corral

El recorrido de 6 kilómetros a pie es circular y discurre por parajes de indudable belleza y desconocidos, con tramos para todos los gustos y distintos niveles de dificultad

El Ayuntamiento de Villarino de los Aires retoma la actividad dirigida a facilitar la visita de aficionados al senderismo y apasionados de la naturaleza. Para ello ha habilitado uno de sus caminos del agua más representativos y espectaculares de cuantos ofrece el Parque Natural Arribes del Duero. Durante la época de lluvias, localidades como Villarino desprenden una magia especial envuelta en sus ríos Tormes y Duero, además de arroyos, riveras y regatos, que discurren llenos de vida desde finales del invierno y hasta bien entrada la primavera.

Al conocido paraje de Ambasaguas, con sus molinos y acequias 300 metros antes de que el Tormes entregue su cristalina sangre al padre Duero, el Ayuntamiento de Villarino suma ahora la Ruta del Desgalgadero, recorrido circular de unos 6 kilómetros a pie y que transita los parajes de Los corrales de Guasalvas, El Desgalgadero, El Pozo de la Rivera, El cañón de El Encuentro, Vendemoro y las Cuevas de Vendemoro. También pude realizarse en su totalidad a pie partiendo desde el municipio, lo que el recorrido sería de unos 12 kilómetros en total.

El tramo a pie comienza en Los corrales de Guasalvas, zona que dispone de espacio para aparcamiento. El camino discurre en descenso hasta dar vistas al paraje del Desgalgadero, lugar en el que se puede apreciar cómo el agua de la rivera se precipita por entre un lastrón de más de 70 metros de altura en busca nuevamente de su cauce. Unos metros más abajo, el Ayuntamiento ha habilitado el paso con un pequeño puente de madera para continuar el curso de la rivera por su lado derecho aguas abajo. En este punto se pueden observar los restos del molino harinero cuyas piedras eran movidas por la fuerza del agua. A partir de este lugar, de acceso fácil, comienza el tramo de mayor dificultad de la ruta por la estrechez del sendero y la inclinación del terreno, aunque observar los bellos rincones que esconde hace que haya merecido la pena realizar su descenso.

En este tramo, hasta la llegada al paraje de Vendemoro, junto al río Tormes, se pueden observar varios cachones y el Pozo de Villarino, conformado por una secuencia de cascadas de más de 50 metros y cuya imagen resulta del todo espectacular en momentos de grandes avenidas, pues la fuerza del agua llega a formar una única cascada haciendo de este lugar algo único.

Ya en Vendemoro, merece especial interés atravesar su arenal, situado aguas arriba en el curso del río, para llegar al cañón del Encuentro, tramo del Tormes encajonado entre dos fayones de más de 30 metros de altura y donde se puede observar en contraste las plantaciones de olivos sobre bancales, en el lado zamorano de Fermoselle, y la naturaleza más agreste en la parte salmantina de Villarino. Pero antes de pisar en este punto la arena acumulada por el Tormes durante milenios, hasta la construcción hace 45 años de la presa de Almendra, se pueden observar las ruinas de la casa del molinero, construcción tradicional que deja entrever muy claramente la forma de vida de nuestros antepasados hasta hace poco más de medio siglo en Las Arribes.

Regresando sobre nuestros pasos accedemos a un nuevo pequeño puente de madera sobre la rivera para acceder al molino de Vendemoro, un día 'fábrica de la luz' y propiedad de Pedro Juanimedio, pionero en esta actividad, también en Santa Marta de Tormes y Calvarrasas de Abajo. Unos metros más arriba se encuentra la acequia que abastecía de agua al generador encargado de producir electricidad, un sistema que durante décadas permitió a los vecinos de Villarino tener luz en sus calles. Por debajo de su dique de piedras, ya roto, se aprecia el Tormes lleno de vida, con aguas tomadas por la velocidad que alcanza y los obstáculos que encuentra en su descenso camino de Ambasaguas, además de su baja temperatura, pues la mayor parte del caudal procede de las profundidades de la presa de Almendra. En este punto, el Tormes desprende la sensación de ser la cabecera de un río en la montaña.

Y para los que buscan emociones fuertes, el senderismo extremo, continuando el sendero que discurre aguas abajo, se llega a la desembocadura del regato de Fuente los Frailes, un pequeño pero mágico cachón de aguas limpias y que marca el acceso a unas pequeñas cuevas situadas junto al cauce de este arroyo. Su acceso se realiza por la parte derecha pegado al cauce, unos 70 metros de vertiginosa subida y cuyo acceso lo facilita una cuerda de apoyo, principalmente en la bajada. En este punto se encuentran varias cavidades sobre la roca a modo de pequeñas cuevas, una de ellas con más de 12 metros de profundidad y que demuestra lo caprichosa que en ocasiones resulta la naturaleza, dando origen a verdaderas maravillas las cuales el hombre jamás podrá crear, debiéndose conformar aquí con el papel de un mero espectador de la creación.

El regreso desde el paraje de Vendemoro se realiza por el sendero que comienza en las proximidades del molino, siempre en ascenso y sin desvío alguno. A su fin, este enlaza con un camino habilitado para vehículos y que nos conduce hasta la bifurcación del acceso a la zona de aparcamiento de Los corrales de Guasalvas, o en su defecto hasta el casco urbano de Villarino.