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En memoria de Fructuoso Mangas
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LA OPINIÓN DE TOMÁS MUÑOZ PORRAS

En memoria de Fructuoso Mangas

Actualizado 30/03/2020
Tomás Muñoz Porras

El párroco de San Andrés, Tomás Muñoz Porras, dedica un artículo al sacerdote Fructuoso Mangas, fallecido en las últimas horas

Sacerdote y amigo. Hace tres días mi amigo Juan Carlos, también sacerdote, me llamaba para decirme que Fructuoso estaba ingresado en Salamanca. Había sufrido un gravísimo ictus y no era probable que pudiera sobrevivir. Residía en la actualidad en la Residencia Sacerdotal Diocesana de Calatrava. Hoy me confirman que ha fallecido. Hoy es día de luto en mi casa y en mi familia, mis hermanos y mis sobrinos diseminados por el mundo, lloran la muerte de este insigne sacerdote. El sacerdote de la familia.

Ahora estaba jubilado, aunque me decía: "Tomás, yo trabajo tanto o más que antes, aunque en otras cosas".

Había sido durante más de 40 años Párroco de La Purísima de Salamanca, junto a su gran amigo (en realidad su único hermano), José Manuel. Formaron un equipo irrepetible y magnífico y llevaron a la Parroquia a las más altas cotas de la pastoral diocesana. Las misas con los niños en San Benito (inolvidables), los jóvenes, el movimiento de catequistas, los coros (juvenil y de mayores), los grupos de Biblia, de liturgia, de acción caritativa, y un largo etcétera. La vida de la Parroquia era "un sin parar" y las fiestas de la Inmaculada, por el 8 de Diciembre, un acontecimiento único.

Hijo único. De Yecla de Yeltes, el pueblo de las viejas raíces wetonas. Padres profundamente católicos. Sólido, recio, inteligente y estudioso. Estudió Teología, Filosofía y Lenguas Clásicas. Escribía con acierto y sus poesías tenían fuerza. Admiraba a la ciencia y estaba rendido al arte. Era un artista. Era un buen orador y gran polemista. Hombre bueno y mejor sacerdote.

Hoy ha fallecido, nos ha dejado para "continuar más activo que nunca", pero en el cielo, junto a la Virgen del Castillo y con La Purísima de Ribera prendida en el corazón. Muere en medio de esta tragedia nacional que vivimos y, como los otros 7.500 fallecidos en España, lo hace en "el silencio más silencioso y solo", sin acompañamiento, sin Misa y sin los aplausos de las 8 de la tarde. Nos veremos Frutos.

Tomás Muñoz Porras, sacerdote y amigo

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