Felipe Lucena, el químico que modernizó la investigación agraria en Salamanca

La historia de una de las provincias de Castilla y León con mayor peso de la agricultura y la ganadería no sería la misma sin figuras como las de Felipe Lucena, el catedrático de Química que comenzó siendo jefe de la Sección de Química Agrícola del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para convertirse posteriormente en uno de los fundadores, en 1954, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), el único centro propio del CSIC en Castilla y León y el más antiguo de la Comunidad.

Lucena Conde, fundó el centro, adscrito a la Cátedra de Química Analítica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca, y fue su director desde 1957 hasta su prematura muerte, en 1976. En esos casi 20 años, puso las bases del actual Irnasa y abrió las puertas del centro a investigadores de la talla de Fernando Simón, quien llevó a cabo una exhaustiva catalogación de especies pionera, minuciosa y metódica hasta el punto de que, en la actualidad, representa uno de los mayores patrimonios del centro, que presume de él con orgullo.

Felipe Lucena fue también rector de la Universidad de Salamanca desde 1968 hasta 1972 y, más tarde, en 1974, director general de Universidades e Investigación, cargo que dejó de forma voluntaria y al que había accedido después de un distanciamiento con el Ministerio de Educación por las enormes diferencias de enfoque sobre el futuro de la formación universitaria. Aquella firmeza le costó el cargo al frente de una Universidad que le dejó tal huella que pidió volver a Salamanca en su último viaje para reposar para siempre junto a Miguel de Unamuno.