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 Pablo Málaga, teatro, lo tuyo es puro teatro
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 Pablo Málaga, teatro, lo tuyo es puro teatro

Actualizado 25/11/2019
Charo Alonso

"Todo lo que tenga que ver con el arte debe potenciarse aún más en la enseñanza"

Todo está quieto un viernes por la tarde en el IES Mateo Hernández. Los pasillos guardan el eco de todos los pasos, las paredes del salón de actos, el de todos los recitales, las obras teatrales, los actos académicos, las risas y las emociones de los cuarenta años del centro. Un espacio que palpita, que vibra, que acoge, que en su silencio de viernes tiene aún la vibración de la voz que se sube al escenario. Pablo Málaga, teatro, lo tuyo es puro teatro | Imagen 1

Charo Alonso: ¿Qué tiene de especial el Mateo?

Pablo Málaga: Tiene la conciencia social del barrio. Los chicos de este instituto están integrados en el barrio, un barrio obrero que ha sufrido todos los cambios sociales que ha vivido este país, el último de ellos, la inmigración.

Ch.A.: ¿Desde cuando haces teatro aquí?

P.M.: Aquí desde hace 17 años, empecé con un grupo de 8 a 10 alumnos. Fueron años en los que se hicieron cosas importantes, ganamos un Premio Nacional de Teatro Escolar y representamos a España en un certamen en Bratislava. Ahora tengo de 20 a 30 chicos en el grupo y eso es bueno aunque mucho más difícil a la hora de preparar cualquier proyecto o presentar una obra. Pero para mí, que haya tantos es una satisfacción personal enorme.

Ch.A.: ¿Qué tal te han tratado? ¿Qué tal te tratamos?

P.M.: Me he sentido siempre bien cuidado, bien atendido y sobre todo, con las manos libres. Nadie me ha marcado el camino y he podido tratar todos los temas sociales que he querido.

Ch.A.: Haces siempre un teatro social ¿Puede el teatro cambiar la sociedad?

P.M.: Sí, la sociedad siempre se ha valido del teatro sino para cambiar las cosas sí para reflejar los temas que le preocupan a través del teatro. El teatro y las artes de alguna manera exponen, reflejan lo que se vive en la sociedad.

Ch.A.: Trabajas con muchos tipos de personas ¿Qué diferencia hay entre tus grupos?

P.M.: Tengo seis grupos de teatro. Dos de instituto, el de la Universidad de la Experiencia, el de padres y madres del instituto, un grupo de estudiantes y mi proyecto más personal que es "Aforo Completo" donde trabajamos de una forma más profesional. La diferencia está en cierta responsabilidad y en el ambiente. Por ejemplo, no es lo mismo un grupo semiprofesional que gente que se apunta al teatro como una asignatura más?

 Pablo Málaga, teatro, lo tuyo es puro teatro | Imagen 2Ch.A.: ¿Cómo es la experiencia con los chicos de secundaria?

P.M.: Es muy estimulante porque están descubriendo el teatro. Para mí lo más satisfactorio es que los chicos son esponjas, reciben todo, aprenden mucho, están comenzando a acercarse al teatro. Y mi satisfacción como profesor también llega cuando sé que ocho alumnos estudian después en escuelas de arte dramático y que a través del grupo han optado por el teatro para su vida.

Ch.A.: El teatro es una asignatura optativa. ¿Debería ser obligatoria para todos los alumnos?

P.M.: No solo el teatro, cualquiera de las artes. O no verse como asignatura en sí, sino que formara parte de la enseñanza, como la música, la danza. Todo lo que tenga que ver con el arte debe potenciarse aún más en la enseñanza.

Ch.A.: ¿Cómo empezaste tú?

P.M.: Yo empecé también en el instituto, a los 16 años en el Rodríguez Fabrés. Tuve la gran suerte de participar en el concurso de teatro Lauro Olmo, entonces gané el premio al mejor actor y me vio José Antonio Sayagués. De ahí entré en Garufa Teatro y aprendí todo lo que sé. Él fue mi maestro e intento seguir su técnica y su visión del teatro siempre.

Ch.A.: Cuando personas adultas entran en un grupo de teatro, ¿es para sociabilizar, aprender, actuar?

P.M.: Lo que más me cuenta la gente de la Universidad de la Experiencia es que tuvieron esa afición de jóvenes porque antes, en las escuelas, se hacía mucho, muchísimo teatro. Esa gente sigue trabajando, viviendo y cuando se liberan, se dan cuenta de que les apetece hacer algo que les gustaba o era su vocación frustrada. Nadie en realidad está en el grupo por estar o sociabilizar porque les ofrecen muchas opciones y ellos eligen el teatro como una vuelta, un reencuentro con algo que amaban y que no pudieron hacer.

Ch.A.: ¿Qué tiene la gente mayor haciendo teatro frente a los jóvenes?

P.M.: La gente mayor interpreta de una forma especial porque lleva una mochila llena de recursos, de vivencias, de recuerdos. La interpretación para ellos es más fácil, tienen de donde echar mano. Los jóvenes se acercan de otra manera como os dije antes.

Ch.A.: Tu último montaje con los chicos del Mateo Hernández, No te doy mis ojos, va a representarse en el Teatro Liceo el 25 de noviembre con motivo del día contra el maltrato a la mujer. ¿Qué supone para ti poner una obra en El Liceo?

P.M.: Cualquier compañía teatral se alegraría de poner una obra en el sitio más representativo, más emblemático de la ciudad. Yo me alegro no solo por mí, sino por los chicos porque es una experiencia única. Están encantados, emocionados, alucinando de representar en el Liceo.

Carmen Borrego: Para un instituto de barrio es un orgullo, Pablo.

P.M.: Es una manera de que la gente se dé cuenta de que los centros educativos son capaces de hacer cosas interesantes, de que se apuesta y se arriesga desde las aulas con los pocos medios a nuestro alcance. Y es un orgullo para el instituto, claro, exponer en el DA2, representar en el Liceo supone que la cultura que se hace tiene un punto de calidad que les permite estar en un lugar así. Es un reconocimiento muy grande para un instituto, si quisiéramos hacer una similitud con el fútbol sería como si un equipo muy pequeño fuera a jugar al estadio del Real Madrid.

Ch.A.: ¿Cómo nació el montaje que vais a representar en el Liceo?

P.M.: Es muy difícil encontrar una obra para todos los miembros del grupo, por eso es más sencillo preparar tú el espectáculo y no buscar una obra con tantos personajes. Y como siempre he intentado trabajar el teatro social, si miramos alrededor vemos un momento difícil donde no acaba el maltrato a la mujer, no cesan la violencia de género, las muertes? de ahí parte la obra. Está hecha con lo que piensan los jóvenes de toda esta tragedia.

Ch.A: Es impresionante que todo haya partido de ellos.

P.M.: Yo quería escuchar lo que ellos viven, lo que opinan ellos. Tuvimos un mes y medio de mucho trabajo de mesa para que todos aportasen. Luego empecé a hacer un modelo de aquello que íbamos a trabajar: el machismo, la discriminación hacia la mujer? los chicos fueron escribiendo textos y fueron uniéndose.

Ch.A.: Algunas escenas son terribles con situaciones atroces? ¿Alguno de los chicos te dijo que no podía representar algo tan duro? Pablo Málaga, teatro, lo tuyo es puro teatro | Imagen 3

P.M.: No, yo creo que las alumnas mayores, que son las que tienen más peso en esas escenas difíciles, estaban muy comprometidas y querían hacerlas, querían reflejar esa tragedia. Yo he estado siempre muy convencido de que los jóvenes están muy concienciados, acerca de esto y de mucho más, y de que en vez de tanta noticia sangrienta y tanto titular llamativo hay que reconocer esto. Las chicas están muy en su sitio a la hora de reconocer y defender sus derechos, no lo olvidemos.

Ch.A.: Hacer teatro contigo es una experiencia intensa, no es una actividad extraescolar al uso.

P.M.: Me gustaría insistir a los padres: hay que animar a los hijos a hacer teatro. Es verdad que tienen muchas actividades y que a veces se privilegian otras, pero no hay actividad más enriquecedora que el teatro. Es un espacio en el que se integran mucho los chicos, donde todos son iguales y a la vez diferentes. Lo bueno de que se suban al escenario es que te da recursos para la vida real. Hay chicos que sufren burlas en su vida y que, subiendo al escenario, saben que interpretan a un personaje. Aprenden a relativizar, y también a trabajar en equipo. Aquí no hay un pique de yo soy mejor que tú, yo siempre intento que no haya protagonistas, no me gustan los divos que se creen el centro del mundo. Me gusta montar obras donde todos los chavales sean protagonistas y lo importante sea el equipo, el espectáculo.

Ch.A.: ¿El teatro está en crisis?

P.M.: Llevo oyendo eso los cuarenta años que llevo en el oficio, pero siempre está vivo. Ahora tenemos la suerte de que al lado de los grandes espectáculos hay otras cosas como el microteatro, me parece una maravilla que la gente vaya a la Malahablada a ver teatro, eso facilita mucho las cosas. Antes la gente iba a ver siempre las mismas obras, pero gracias al microteatro hay mucha gente escribiendo teatro con gran creatividad. Muy buena gente haciendo textos muy buenos y representándolos.

Carmen Borrego: En Salamanca siempre hemos tenido grandes grupos y mucho tipo de teatro.

P.M.: Acordaos que, en los ochenta, teníamos un espacio como el Teatro de Caja Duero y un grupo como Garufa del que se esperaba siempre un proyecto nuevo. Ahora en estos espacios pequeños, con sencillez, con comodidad, puedes ver muy buen teatro, con gente nuestra y con algo diferente. Como buenos provincianos valoramos más lo de fuera que lo de dentro, y nada sería más natural que tener espacios, como el Liceo, donde los grupos salmantinos puedan poner su trabajo.

Ch.A.: Pablo, eres hombre de teatro, pero hiciste un personaje inolvidable en la película de Jonathan Cenzual "El pastor".

P.M. Esa película nos va a marcar a todos. Fue un regalo que te da la vida como actor y como personal. Fue una satisfacción trabajar con gente de Salamanca que admiras como compañeros y amigos, grandes actores como Miguel Martín, Maribel, Maite, Oli, Mendi, Javier de la Chana? todos estábamos ahí, nadie se sentía protagonista. Eso es algo que yo cuido mucho, no me gustan los divos, los que piensan que son el ombligo del mundo. Por eso en mis montajes quiero que todos sean protagonistas. Lo bonito del teatro, y sobre todo aquí, en un grupo de enseñanza media, es que todos pueden aportar, incluso los que no quieran actuar, los que están en el montaje. Todos trabajan, todos están ahí, el protagonista es el espectáculo.

Sentado en una silla escolar, en medio del escenario que tan bien conoce, Pablo Málaga sonríe como el Gato de Alicia. Aparece, desaparece, pero siempre está presente, no hace mutis por el foro. Es la sonrisa de un hombre entregado, un hombre íntegro, un maestro que deja el protagonismo a quienes aprenden con él el arte de convertir la vida en teatro y el teatro, en vida. El silencio aparente de este lugar lleno de ecos nos envuelve mientras soñamos con la opulencia del Liceo, los terciopelos del Liceo, la araña de cristal y la planta italiana del teatro salmantino. Aquí, sin embargo, en este edificio ya gastado que hacemos nuevo día tras día, está el impulso auténtico, la fuerza, la originalidad, el ímpetu, lo nuevo e inocente. Y convirtiéndolo en teatro comprometido, como siempre, Pablo Málaga, tenaz, constante, entregado, sonriente. Puro teatro.

Charo Alonso.

Fotografía: Carmen Borrego.

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