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Salamanca soporta uno de los peores registros por niveles de ozono de Castilla y León 
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"Pocas ciudades tiene protocolos de actuación

Salamanca soporta uno de los peores registros por niveles de ozono de Castilla y León 

Actualizado 21/10/2018
Redacción

Los datos más negativos se han dado en la estación de El Maíllo, con niveles de contaminación que dañan la salud, los bosques y los cultivos

Los 2,4 millones de habitantes de Castilla y León han respirado aire contaminado por ozono durante el verano de 2018. El Informe anual sobre la Contaminación por Ozono https://www.ecologistasenaccion.org/?p=107113 de Ecologistas en Acción concluye que la totalidad de la población y el territorio han estado expuestos a niveles insalubres de este contaminante. El repunte de la quema de combustibles fósiles y el cambio climático, entre las causas de un problema que afecta de manera estructural a la salud y el medio ambiente. El informe analiza los datos recogidos en las 472 estaciones oficiales españolas de medición, 37 en Castilla y León. En lo que respecta a Castilla y León, entre sus principales conclusiones, destacan:

El ozono troposférico es el contaminante atmosférico que año tras año afecta a más población y territorio. Durante 2018 sus niveles aumentaron en el sur, pese a la mayor inestabilidad y menor calor sobre todo en primavera. La contaminación generada desde las principales ciudades, autovías y autopistas, y centrales térmicas del norte de León y Palencia se extiende por todo el territorio en forma de ozono troposférico.

El informe toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). De ahí que el aire contaminado por ozono ha afectado en 2018 a la totalidad de la población y del territorio castellano y leonés.

Si se considera el valor objetivo establecido por la normativa, más laxo que la recomendación de la OMS, sólo la estación de Segovia en la zona de la Montaña Sur habría incumplido el objetivo legal durante los últimos tres años, pudiendo afectar a 250.000 personas en Ávila, Salamanca y Segovia.

Los peores registros se han dado en las estaciones de El Maíllo (Salamanca), Ávila, Renault 1 (Valladolid), Salamanca y Segovia, las dos primeras y la última en la Montaña Sur de Castilla y León, con respectivamente 156, 130, 117, 111 y 108 superaciones.

La superficie expuesta a niveles de ozono que exceden de los legalmente permitidos para proteger los cultivos agrícolas y los ecosistemas naturales alcanza 19.000 km2, la quinta parte del territorio, en el Sur y Este de Castilla y León desde Salamanca a Soria.

El ozono es un contaminante muy complejo, Se forma en la baja atmósfera en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial el diésel), grandes centrales termoeléctricas y determinadas actividades industriales. Afecta durante primavera y verano sobre todo a las áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana e industrial.

El mantenimiento de la contaminación por ozono en 2018 es consecuencia en primera instancia del repunte en la quema combustibles fósiles que acompaña al cambio de ciclo económico. Su evolución reciente está relacionada con la tendencia al incremento en verano de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor), resultado del cambio climático.

La contaminación por ozono debe abordarse como un problema sanitario "de primer orden". La Agencia Europea de Medio Ambiente estima para 2014 en 1.600 las muertes prematuras en España por la exposición a niveles de contaminación por ozono como los registrados en Castilla y León en 2018. Los más afectados son niñas y niños, mayores, embarazadas y personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas.

Según el Banco Mundial, el coste sanitario y laboral derivado de la contaminación por ozono representa alrededor de 5.000 millones de euros al año, un 0,33% del PIB español, sin considerar los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

La información a la ciudadanía por parte de las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. La transmisión de datos al visor de calidad del aire del Ministerio de Medio Ambiente "ha sido muy irregular durante todo el año". Resulta elemental por ello que "la Junta de Castilla y León se esfuerce por mejorar la información de la calidad del aire en su Comunidad".

Los Planes de Mejora de Calidad del Aire para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en el caso del ozono, "la Junta de Castilla y León lleva una década omitiendo la elaboración y aplicación de dichos planes, en todas las zonas donde resultan preceptivos. Se trata de una negligencia que este año pone en peligro la salud de 250.000 personas en la Montaña Sur de Castilla y León, que afecta a las provincias de Ávila, Salamanca y Segovia".

"Pocas ciudades tiene protocolos de actuación frente a las puntas de contaminación por ozono". "El de Valladolid es el único con medidas de limitación del tráfico en episodios como la ola de calor de principios de agosto". Mientras las grandes ciudades francesas restringían el tráfico, "las españolas se limitaban a informar rutinariamente". Con la colaboración del Ayuntamiento de Valladolid, Ecologistas en Acción afirma que reiteró durante la primavera de 2018 una campaña de sensibilización sobre este contaminante.

Las principales actuaciones para reducir la contaminación del aire por ozono en Castilla y León son disminuir el tráfico motorizado, penalizar los vehículos diésel, mejores técnicas industriales, sustituir disolventes orgánicos por agua, el ahorro y la eficiencia energética, y cerrar las centrales térmicas de carbón (Compostilla, Anllares, La Robla y Guardo).

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