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De paño de lana de oveja
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Actuación número 240

De paño de lana de oveja

Actualizado 16/09/2018
Redacción

FRADES DE LA SIERRA | El grupo Lazarillo de Tormes ofreció una nueva representación de su obra 'Teresa, la jardinera de la luz', conmemorando el Año Jubilar Teresiano

Así son los hábitos que visten unas monjas carmelitas que parecen recién llegadas del XVI y salidas de cualquiera de los conventos que fundara por entonces la madre Teresa de Jesús. Están frente a un padre dominico que subido en un púlpito las interroga con la premura del que tiene prisa por averiguar una verdad de la que no parece sentirse seguro, pues no es la suya, y que lleva hilvanada con los muchos datos anotados en otros tantos papeles. La Inquisición parece sobrevolar a todos los personajes, que se encuentran en un debate enconado mientras, en otro aposento cercano, la monja querida de unas y acusada por el otro agoniza ajena a toda la historia que ella promueve, y que va desde su cuna hasta esa cama que la cobija en el convento de Alba de Tormes.

En realidad son los actores de 'Lazarillo de Tormes' los que sobre el altar mayor de la iglesia de san Vicente de Frades de la Sierra interpretan a estos personajes de forma tan magistral, que realmente parecen llegados de un viaje temporal y no espacial. Todo el público asistente permanece arrobado ante ellos convencido de estar en la atmósfera del XVI que envolverían esos momentos de Teresa, en los que toda la fuerza y huella de la intensa vida que llevó, aparece reflejada en la encomiable defensa que de ella hacen sus hermanas carmelitas. Esta construcción del XVII consta de una sola nave, por cuyo pasillo central han entrado estas monjas cantando al son de un magnífico órgano perteneciente a un maestro de aquella época, y cuyas notas brotan de sus manos, como las palabras enfervorizadas lo hacen de las gargantas de las carmelitas.

Frades de la Sierra, famoso por la buena factura de sus prendas de piel, asiste conmovido a una puesta en escena, en la que el buen acabado de unos hábitos de estameña envuelven el mejor aún de una escenografía que convierte en totalmente verosímil el guión que ante ellos se desarrolla, y en el que se entrelazan con total soltura rítmica escenas, diálogos chispeantes, irónicos, divertidos y tiernos, junto a poemas y textos salidos de la boca y pluma de Teresa, así como la narración de sus muchas fundaciones.

El viaje de su vida se desarrolla con la misma agilidad que las palabras van construyendo el perfil de mujer que hace comprensible su categoría intelectual y mística. Y eso se consigue con el juego de contrarios que conforman detractores y seguidores de su figura, de su "modus vivendi". Frades de la Sierra sabe que en su término nace el rico río Alagón afluente del Tajo, y el tan querido y entrañable maestro y poeta José María Gabriel y Galán. Pero a la vista de lo narrado en escena, nadie sabe a ciencia cierta el lugar exacto del nacimiento de Teresa, aunque sí que fue una corriente imparable contra todas las que fluían por los cauces de normalidad de una época que a ella le impedían desembocar en las aguas profundas a las que aspiraba llegar. Y se desbordó.

Sus coetáneos la amaron y odiaron con la misma intensidad, y no se atrevieron con el ímpetu de un discurso que hablaba con sencillez del amor del Dios al que todos decían seguir. Es tal la sinceridad interpretativa que el grupo de teatro manifiesta en escena, y tan adecuado su devenir por un escenario que se convierte en el más lícito de todos los imaginables, que una monja subida a la eternidad de los altares oscuros, fríos y ostentosos, parece bajar a nuestro nivel para acompañarnos en nuestros pasos diarios con nuestros mismos sentimientos y capacidades.

Frades conserva un viejo molino con una maquinaria que aunque obsoleta, podría funcionar perfectamente en la actualidad. También conserva la casa donde naciera su también universal poeta, hecha museo para la Historia. La sencilla pero resistente maquinaria del primero ha visto pasar por él el tiempo en una tarea simple, repetitiva, incansable, que tanto beneficio ha producido en los hombres. "Teresa, la jardinera de la luz" continúa también con su reiterada puesta en escena, que aunque siempre la misma, es diferente para cuantos a ella se han acercado, incluso en varias ocasiones, quizá porque todo lo bueno de este mundo como el amor, ni cansa a quien lo da ni a quien lo recibe. Teresa de Jesús está siendo bien enseñada, y como buena maestra y poeta que fuera estaría también atenta a las palabras del que naciera en Frades cuando decía: "...¿Cuál de las dos es mayor victoria? ¿Conquistar un aplauso de la Historia o conquistar la eternidad del Cielo?". Preguntas dirigidas a un sabio de cuya respuesta ella no hubiera dudado, como no lo hace la Diputación salmantina de este montaje por el que ha apostado.

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