El amor de una vida en una caja de zapatos
Aquel 8 de diciembre, amaneció especialmente frío, una intensa niebla lo cubría todo ?Vamos abuela, levántate, no te hagas la remolona - pero la abuela no se movía, permanecía con los ojos cerrados y su
Aquel 8 de diciembre, amaneció especialmente frío, una intensa niebla lo cubría todo ?Vamos abuela, levántate, no te hagas la remolona - pero la abuela no se movía, permanecía con los ojos cerrados y su
Se despertó terriblemente cansado, agotado, sin apenas fuerzas para abandonar la cama. Sin desayunar, con el rostro demacrado, salió a la calle. Como todas las mañanas, desde hacía varios meses, con paso cansino, la