La villa ducal se rindió a su patrona en una jornada sin precedentes, donde la fe de los mayores y los himnos finales sellaron un día histórico para la devoción teresiana
Fotografías: Ricardo Tejedor / Roberto Jiménez
El 24 de mayo de 2025 se ha grabado con letras de oro en la memoria de Alba de Tormes. La imagen de Santa Teresa de Jesús abandonó la quietud de su clausura en el convento de la Anunciación, no en sus tradicionales meses de agosto y octubre, sino en este mes primaveral, con motivo de la exposición de su cuerpo incorrupto. Lo que siguió fue una procesión extraordinaria, una manifestación popular de fervor y cariño sin precedentes.
La Plaza de las Madres y las calles adyacentes se vieron completamente desbordadas. No cabía un alfiler para dar la bienvenida a la patrona de la villa ducal. Miles de fieles y peregrinos, llegados desde innumerables puntos de la geografía nacional e incluso de diversos rincones del mundo, conformaron la que, sin duda, ha sido la procesión más multitudinaria que se recuerda en la localidad.
Uno de los instantes que quedará grabado en el corazón de los albenses fue la parada que la imagen de la Santa realizó a la altura de la Residencia de Santiago y San Marcos. Allí, con la emoción a flor de piel, esperaban las personas mayores de Alba de Tormes, aquellos que sienten y quieren a su patrona con una devoción profunda y arraigada. Fue un encuentro cargado de ternura y significado, un puente entre generaciones unidas por la fe.
El fervor popular, la solemnidad del momento y la presencia de la Santa crearon una atmósfera única. La procesión, que recorrió con devoción las calles de la villa, culminó con dos himnos que resonaron con especial fuerza: el entrañable ‘Cantemos a Teresa’, himno teresiano por excelencia, seguido por el himno nacional de España, poniendo un broche solemne a una jornada inolvidable.
La magnitud del evento se vio reflejada en la nutrida participación de hermandades, tanto de Salamanca como de la propia Alba de Tormes, que quisieron acompañar a Santa Teresa. Desde Salamanca, se hicieron presentes las hermandades de Jesús Despojado, Yacente, Vía Crucis, la Seráfica Hermandad Agonía y Perdón, la Hermandad Dominicana y la Vera Cruz. También asistieron representantes de la Junta de Semana Santa, con Fran en la Presidencia, la Asociación Belenista Peña de Francia, la Hermandad de San José y la del Cristo de los Milagros, mostrando la unión devocional de la provincia.
Por parte de Alba de Tormes, participaron activamente las hermandades de la Cruz y el Amor, Cristo de la Salud, Vera Cruz, Santísimo Sacramento, Ánimas Benditas y Santa Lucía. A ellas se sumaron los Amigos de la Capa de Alba, la Hermandad de Santa Teresa de Malagón, la Marcha Teresiana y la Hermandad de Santa Teresa de Alba, evidenciando el profundo arraigo teresiano en la villa.
El acompañamiento musical y cultural del solemne cortejo procesional corrió a cargo de varias formaciones que enriquecieron el paso de la Santa. La Agrupación Musical La Expiración y la Banda de Música de Alba de Tormes pusieron las notas de fervor y recogimiento a la procesión.
Un toque de tradición local lo aportó el Grupo de Bailes Charros de Alba, que ofreció sus danzas a la salida de la imagen de la Santa, un gesto de homenaje y cariño popular. Las labores de escolta, abriendo la procesión y garantizando la solemnidad y el orden, fueron realizadas por el Tercio de Salamanca.
La procesión inició su andadura con la salida desde la Plaza de Santa Teresa. Desde este punto neurálgico, la comitiva discurrió por la Bajada Santa Teresa, alcanzando la Plaza Mayor, y continuó su paso por la Calle Manterola, la Calle Bulevar, la Calle Carlos III y la Calle Nueva del Reloj.
El itinerario prosiguió por la Calle Resbalón, la Plaza de la Leña, la Calle Paloma, la Calle Colón, la Calle Barco, la Calle Padre Cámara y la Calle Pizarro. El final del recorrido llevó a la imagen de Santa Teresa de Jesús de nuevo a la Plaza de Santa Teresa, donde tuvo lugar la emotiva Entrada en la Clausura, cerrando un capítulo histórico para Alba de Tormes.