SOCIEDAD
Actualizado 28/08/2022 09:16:44
Vanesa Martins

Esta salmantina fue diagnosticada cuando apenas tenía 11 años, al sufrir acoso escolar por parte de sus compañeros del colegio

Dulce, sonriente y con una mirada más que sincera. Así me recibió Teresa López en la Asociación Síndrome de Turner Alejandra Salamanca (ASTAS Castilla y León). Diagnosticada con este síndrome, que solo afecta a mujeres, cuando apenas tenía 11 años, ella misma dice que ha tenido la “suerte” de apenas tener síntomas. A diferencia de otras mujeres Turner, Teresa solo tiene baja estatura, una de las características más comunes, lo que le ha permitido poder llevar una vida “bastante normal”.

Pero empecemos por el principio. Todo comenzó en el colegio, cuando sufría acoso escolar por partes de sus compañeros. Una situación que ella vivía con “rabia y dolor”, palabras que ella misma utiliza para explicar lo que sentía cada vez que sufría ese bullying. Su madre decidió llevarla al endocrino y ahí comenzó un nuevo camino para ella tras recibir el diagnóstico de que padecía Síndrome de Turner.

Una noticia que llegó como un jarro de agua fría ya que nadie se lo esperaba. Su madre fue quien peor lo llevó en un primer momento. “Es una persona muy emotiva y al principio le costó”, explica Teresa. Sin embargo, según iba pasando el tiempo la situación fue cambiando. “Como veía que no tenía síntomas ni repercusiones graves lo empezó a llevar bastante mejor”.

A raíz del diagnóstico su vida cambió, repercutiendo también en el acoso escolar que sufría. “Cuando tuvimos el informe que confirmaba que padecía Síndrome de Turner se lo llevamos al director del colegio. Desde ese momento se terminó el bullying por parte de mis compañeros”. Y, a diferencia de otros casos, pudo seguir en el mismo colegio sin más repercusiones.

En este sentido, a las personas que sufren acoso escolar y en especial a los más pequeños, les pide que “lo intenten llevar de la mejor manera posible”. “Sé que no es fácil, pero si lo llevan con tristeza no van a salir adelante en la vida”. Teresa tiene clara una cosa: “siempre hay que seguir adelante a pesar de las dificultades que se nos presenten”. Este es su consejo, pero también su ejemplo. Lucha y superación. Valentía para seguir adelante.

Al ser diagnosticada a los 11 años, una edad tardía para este síndrome, comenzó con el tratamiento de la hormona del crecimiento, pero no ha obtenido resultados.

En su familia no se conoce ningún caso anterior de alguien que haya padecido este síndrome, aunque es importante mencionar que muchos casos no padecen síntomas y están sin diagnosticar. Tiene un hermano mellizo, pero ella misma dice que “no nos parecemos en nada. Me saca dos cabezas”. Añade que “él es muy bueno en matemáticas, no como yo, porque me cuestan mucho”. Esto se debe a que todas las chicas Turner padecen discalculía, una condición que dificulta resolver operaciones matemáticas, así como realizar tareas que requieran usar las matemáticas.

Su día a día ha sido “de lo más normal”. Terminó la E.S.O., estudió bachillerato y acaba de graduarse en el Grado Superior en Educación Infantil, ya que su sueño es acceder a la Universidad para estudiar Magisterio. “No me ha dado la nota de corte y ahora voy a estudiar el Grado de Animación Sociocultural”. Teresa no para y su pasión por los niños hace que se siga formando en este campo. “También tengo el título de monitor de tiempo libre. Está todo relacionado”, explica.

Su vínculo con la Asociación

Comenzó a formar parte de la asociación en el año que esta se creó, 2012. Desde entonces, Teresa es una más allí y siempre que puede colabora con ellos en las diferentes actividades que organizan.

Hay una cita que tiene marcada en el calendario: el 28 de agosto, Día del Síndrome de Turner. “El Día Mundial no me lo pierdo, siempre estoy presente”. Ha sido la encargada de leer el manifiesto en dos ocasiones: hace tres años en la Plaza Mayor y el año pasado en una recepción que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Salamanca.

En lo que respecta a la sociedad, dice que su caso está “bastante normalizado. No me miran con pena ni nada, soy una más”. A otras mujeres que tienen Síndrome de Turner tiene claro qué decirles, tengan más o menos síntomas el consejo es el mismo; que tiren para delante siempre, que tengan valentía. Eso es lo principal”.

Una valentía como la suya. Una mujer que ha luchado, lucha y seguirá luchando por sus sueños a pesar de las dificultades que se encuentre en el camino. Convivir con el Síndrome de Turner es posible y Teresa es un claro ejemplo de ello.

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