No te conviertas en juez para los demás ni en abogado defensor de tus propios errores; pues no difieren tanto de los de tus semejantes. La condena y la defensa de los actos humanos, exige conocer primero las circunstancias de quienes los realizan y las causas que los generan. De no hacerlo así, abrazaremos la incoherencia.
Manuel Lamas