Las diferencias de clima y relieve entre unas regiones y otras han motivado desde antiguo la aparición de una práctica íntimamente relacionada con la ganadería extensiva: la trashumancia.
La trashumancia, que en definitiva es una modalidad de pastoreo estacional, subsana la variabilidad de los pastos disponibles para el ganado, desplazando el rebaño frecuentemente ovino) a los recursos naturales.
La crisis por la que atraviesa la ganadería extensiva ha repercutido de manera notable en el pastoreo trashumante, afectando particularmente a los desplazamientos de largo recorrido.
En ello ha jugado un papel importante la reducción en muchas zonas del ganado ovino, pero también las insuficientes atenciones prestadas por la Administración a un método considerado arcaico y poco renovado