Para dar consejo se necesita haber ganado la confianza y credibilidad del demandante, demostrando gozar de sabiduría, atesorar experiencia, disponer de paciencia y acreditar templanza; pero
no malgastéis tiempo y esfuerzo aconsejando a quien no demanda asesoramiento porque es inútil hacer recomendaciones si no hay petición de consejo, y estéril es ocuparse de los necios.