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Saldré a la calle el 1 de mayo. Me colocaré en la cola de la manifestación, con las compañeras, con los compañeros antinucleares, para protestar contra la mina de Uranio de Retortillo (Salamanca). No me pondré (nunca me he puesto) con los de la UGT ni con los de CCOO. La verdad es que les he perdido el respeto. Por mudos, por conformistas. Por cómplices.
Han pasado tantas cosas en estos años? Les he visto tan pocas veces en estos años?
Ha habido tantos motivos para gritar en estos años? He escuchado tantos silencios en estos años?
Volveré a tener la sensación de siempre: que es una fiesta en la que, salvo la historia, hay poco que celebrar. Y yo soy de festejar el hoy y no de añorar el ayer. Soy de buscar avances en el presente, y no de regocijarme en el pasado.
Aún así, a pesar de ello, mañana estaré en la calle, viviendo el 1 de mayo con espíritu crítico, con grito de razón, con aliento de cambio y con sueño de victoria.