No somos los mismos

Cielo gris,
amenaza tormenta
en la calle, en la escuela
en mi interior,
y buscando la calma
con la que se afrenta
el destino, que detiene
por un instante
las agujas del reloj
en un encuentro,
en una mirada,
en cada gesto,
en tímidas sonrisas,
todo en conjunto
amenaza al corazón.

Cuando todo está dispuesto,
aún a riesgo de estallar
la caja de pandora,
leve amago,
no hay detonación.
Los l
icores del pasado
fluyen sin excitación,
mi adrenalina al besar
no provoca ya
el brillo en sus ojos.
Fue un giro a 180 días
esperando felicidad,
pero llegado el momento
hubiera sido mejor esperar
a la otra mitad del año.

Cielo gris,
hoy ya no amenaza tormenta,
quizás algún día,
para todos, salga el sol;
mientras transcurre el tiempo,
tiempo que da la razón,
y la razón que me da el tiempo
es que ya no somos los mismos.