OPINIóN
Actualizado 11/09/2015
Luis Marcos del Pozo

Ahora que  la vorágine de refugiados, la angustia social y los fenómenos de turno parece que van acallando sus bocas. Me refresca la memoria un libro hundido y olvidado en la estantería de mi buhardilla : "El arte de la mentira política" y releído nuevamente me pregunto , en estos tiempos de corrupción, y de negocios con las penurias ajenas, si de verdad el ser humano cambia con el paso del tiempo o si es solo una ilusión.

Si nos remontamos 2.000 años atrás, nos veríamos reflejados en cada uno de los textos del momento, como si fuera el espejo de la madrastra de Blancanieves. Podemos pensar sobre el escrito de Séneca :  "De la serenidad del alma" dónde critica a los compradores de libros para adornar salones, para visualizar sus lomos decorativos, sin plantearse ni por un momento leerlos.

Y así de pasmados nos quedaríamos, como Séneca, asediados por las noticias político-económicas actuales y sin tiempo( lo empleamos en el mundo virtual) para ahondar en la historia  si nos adentrásemos en las páginas de mí recuperado libro y sopesásemos las mentiras de los Whigs y los Tories.

 El libro comienza reflexionando sobre la disposición de los hombres a la mentira y proclama que un arte tan útil como el mentir debería de tener su enciclopedia para que todo político pueda alcanzar la gloria en siglos por llegar.

Su definición de la mentira política es contundente: "es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con un buen fin". Y, Arbuthnot, pasa a facilitar una clasificación, hasta tres clases de engaños: la "mentira calumniosa", la "mentira por aumento", y la "mentira por traslación". El autor, da ejemplos ya cocinados, para que las mentiras se extiendan rápido y perduren en el tiempo. Pero también recomienda que no se crean sus propias mentiras, porque podrían terminar intentando resolver los asuntos de Estado según el dictado de las mentiras inventadas. Algo que, tristemente, suele ocurrir a menudo.

Todo esto lo analiza John Arbuthnot antes de la televisión, de las campañas orquestadas mediáticamente y sin escrúpulos, a las tertulias teledirigidas por cerebros  de vacaciones, a los blogger, a los comentarios anónimos y muchas veces cobardes y otras hipócritas y a las redes sociales? Por suerte, ahora, contamos con los vídeos y las hemerotecas, y aún así no se cortan al mentir o al utilizar dónde dije digo digo Diego.

Jonathan Swift ,sostiene que "al igual que el más vil de los escritores tiene sus lectores, el más grande de los mentirosos tiene sus crédulos: y suele ocurrir que si una mentira perdura una hora, ya ha logrado su propósito, aunque no perviva". El ruido y la confusión harán su trabajo. Nada parece pues haberse alterado con el paso del tiempo. Hoy, todavía, "la falsedad vuela, mientras la verdad se arrastra tras ella".

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >El poder de la mentira