OPINIóN
Actualizado 16/03/2014
Carlos Blanco Sánchez

Cerezos en flor en Casar de Palomero (Cáceres).

POEMA GANADOR

I Premio Internacional de Poesía:

Excmo. Ayuntamiento de Casar de Palomero (Cáceres)

-El cerezo en todas sus manifestaciones- Abril 2008

   En Casar de Palomero

vivió un ser tan peculiar

que, emulando a Don Quijote,

no cesaba de soñar.

   De día y de noche soñaba?

Menudo, enérgico, activo,

benévolo, laborioso

y, en ocasiones, altivo.

Soñaba sobre una roca,

a la sombra de un castaño,

y exhalaba por la boca,

cual dragón, un humo extraño.

   A las gentes que habitaban

en Casar de Palomero

siempre su sueño contaba

y explicaba con esmero:

 -¿Has "entendio", paisano, 

lo que te quiero decir??

Y estrechándose la mano

su sueño empezó a surgir.

   Y de ilusiones plantaron

valles, montes y laderas

y todas las primaveras

surgía un paisaje encantado.

   Hoy lo anuncian los jilgueros,

los mirlos, los verdecillos;

que son siempre los primeros,

a la par que los tomillos.

   Con el pasar de los años,

como cada primavera,

emergen, a borbotones,

cerezos por sus laderas.

   Y engalanados de blanco,

acompañados de olivos,

se pavonean los cerezos

cuando vienen florecidos.

   -¡Despierta!, madre? ¡Deprisa!?

  Asómate hasta el balcón.

  Siente en tu cara la brisa

  que el amanecer dejó.

  Respira profundo, madre?

  ¿Hay acaso algo mejor

  que el aroma de este valle

  cuando está el cerezo en flor??

   Aún la madre hoy le responde,

al final de su camino;

cuando ya el atardecer

lleva su sueño consigo:

   -¡Lo he soñado y lo he vivido

  tantas noches, junto a él!?

Yaciendo al lado, conmigo,

  yo lo soñaba también.  

   Las copas de los cerezos

semejan trajes de novia

y emergen sobre los brezos

y traen hasta mi memoria

aquellas blancas nevadas

que, en blanco manto, ocultaban

canjilones de la noria.

   Y se muestran presumidos,

mientras millones de abejas

a todos ellos cortejan

con monótono zumbido.

   Al llegar el mes de junio

penden mil y una ilusiones

colgadas de los cerezos

como fruto de sus flores.

   Miles de damas vestidas

de rojo, por los caminos

descienden, muy atrevidas,

y hacen al pueblo festivo.

   Recorren sus callejuelas

haciendo ver al gentío

que sueño tan deseado

cada año se ve cumplido.

   En villa tan distinguida,

entre olivos, jaras, brezos?

alguien soñó y dio su vida

por plantar estos cerezos.

 -¡Despierta!, madre? ¡Despierta!?

que el cerezo ya está en flor.

Abre del balcón la puerta

que aquel sueño se cumplió.

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