OPINIóN
Actualizado 02/03/2014
Francisco Iglesias

¡Con qué fuerza llega la Navidad! Las calles se inundan de luces, los comercios de villancicos, los colegios preparan festivales para lucir coros, coreografías y teatros de los más pequeños, las despensas llenas de productos navideños,?, y por supuesto los mensajes de Navidad (hoy sobre todo whatpps) PAZ, AMOR, FELICIDAD, PROPERIDAD, BIEN,?

Estos deseos que todos tenemos hacia el prójimo pero, que como otros productos navideños, tiene una caducidad muy temprana, y es que con la misma fuerza que llega la Navidad lo hace también la rutina que vuelve a apoderarse de todo el 7 de enero, se apagan las luces, se acaban los villancicos, queda algún resto de turrón en la despensa pero ya no es tan apetecible, los niños vuelven a sus clases y El Corte Inglés se prepara para San Valentín, y ¿dónde quedan nuestros deseos?, los que hemos entregado y recibido ¿se guardan en una caja junto al espumillón hasta el próximo puente de la Constitución?, ¿hemos convertido nuestros deseos en otro producto navideño caduco?

La verdad es que somos animales de costumbres y de los que estamos seguros es que en un año volveremos de nuevo al mismo ciclo, aun así quería dejar mi reflexión como cada lunes, aquí "En la piel del otro", y si me lo permite también mi deseo para esta Navidad y para cuando se acabe: que se sienta comprendido, que encuentre a quien le haga saber sin juzgarle que le entiende, que conoce cómo piensa usted, porqué actúa como lo hace y cómo se siente, y que se quede a su lado. ¡Ah! y si lo encuentra hágale que le haga sentir usted lo mismo.

Mis mejores deseos sin caducidad

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