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El otoño de las arribes del Duero y Tormes, solo para valientes
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X RUTA DE SENDERISMO 'PUERTA DE LAS ARRIBES'

El otoño de las arribes del Duero y Tormes, solo para valientes

Actualizado 18/10/2015
Miguel Corral

VILLARINO | A pesar de la presencia de la lluvia, los caminantes observaron una nueva dimensión del paisaje del Parque Natural Arribes

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El atractivo recorrido y las sensaciones que el otoño despliega en Las Arribes fueron suficientes argumentos para que un buen grupo de valientes senderistas hicieran frente a las previsiones de lluvia y se personaran este domingo en Villarino. El motivo: participar en la décima edición de la Ruta de Senderismo 'Puerta de Las Arribes', convocatoria promovida por el Ayuntamiento de la localidad y que se desarrollaría a lo largo de más de 11 kilómetros faldeando el discurrir de los ríos Duero y Tormes.

El punto de salida era la plaza del pueblo, y el momento, las diez de la mañana. Conforme a la llegada de los participantes, los organizadores procedían al control de sus justificantes de pago y a la entrega de un obsequio conmemorativo, en esta edición una socorrida bolsa para guardar el chubasquero, aunque para su uso en otra ocasión, pues desde el inicio de la marcha fue necesario enfundárselo.

En torno a las 10.30 horas, los senderistas iniciaban el recorrido camino de Ambasaguas por la Malena, para descender hasta Los Piconitos y ver desde aquí la silueta del Gran Río, tomar dirección hacia Peña Corneja y desde ese punto dirigirse hacia el Teso de la Bandera, desde donde se divisa el paraje en el que el Tormes entrega sus aguas al Duero, a partir de aquí, también salmantino.

Ahora, el recorrido mostraba los últimos pasos del Tormes. Tras el paso por Los Cabriles y Valdosa, los senderistas cruzarían el regato de Zarapallas para en comendarse al Reventón y desde ese punto continuar en ascenso hacia El Campillino y alcanzar el Teso de las Coronas, punto este de regreso al pueblo por los Devesos y La Pocita.

A lo largo de este trazado los senderistas pudieron comprobar los contrastes del otoño en las arribes del Duero y del Tormes, el verdor de los carrascos, perennes en su mirada hacia sendos ríos, olivos centenarios y el rojizo de los obstinados zumaques por hacerse un hueco entre terroñas (pedreras) y paredones (bancales), y todo sobre un paisaje habitualmente acariciado por la majestuosa estampa de los buitres surcando el cielo, y el silencioso vuelo de las cigüeñas negras, solo roto por el estrepitoso aleteo de las perdices y el fugaz paso de los vencejos que hacen silbar al aire.

Además, los participantes pudieron observar en este recorrido los bancales levantados piedra a piedra y que sujetaron metro a metro la tierra de viñedos salpicados de olivos y almendros, casitas de pastores preñadas de sueños, corrales para el ganado y restos de antiguos molinos que hicieron harina el trigo y dieron pie a fábulas y leyendas de brujas.

El final del recorrido se prevé en torno a las dos de la tarde, momento en el que está prevista la comida. Debido a la lluvia, en lugar de celebrarse en el Mirador del Duero, como recogía el programa, esta tendrá lugar en el teleclub.

Después de la comida de productos típicos, los senderistas podrían realizar un recorrido para conocer algunos de los rincones más singulares de la localidad, además de asistir a una actuación de folclore. El punto final a la jornada llegaría a las 19.30 horas con el regreso en autobús de los senderistas procedentes de Salamanca.

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