Nuevas corporaciones ¿Mismo futuro?

Este fin de semana se han constituido las nuevas corporaciones en nuestros ayuntamientos, siendo elegidos, y en muchas ocasiones reelegidos, los alcaldes de nuestros municipios. No obstante, pese a que al haberse alterado el color político del Consistorio de Vitigudino (en que el PSOE se ha alzado con la mayoría absoluta) y parecer que ha habido un importante cambio en la zona, en casi la totalidad de municipios no ha cambiado nada políticamente hablando.

Pero lo malo no es que las mismas siglas se eternicen en nuestros pueblos, sino la percepción de que nadie tiene ilusión por dar un futuro a nuestra tierra, de que los que están simplemente continúan para seguir por seguir, y no para luchar por nuestras comarcas. Desde luego, en esta zona no estamos para dejar pasar trenes, para dejar pasar el tiempo y que éste nos siga devorando en esta espiral autodestructiva en que nos hallamos insertos. En una tierra altamente envejecida como la nuestra han de ser nuestros representantes los que se configuren como vanguardia, como punta de lanza en defensa de una tierra que se muere, los que clamen ante las instituciones provincial, autonómica y estatal la perentoria necesidad de cambiar su forma de actuar para con nuestra tierra.

Hace ya tres décadas que nos incluyeron en esta autonomía (sin preguntar al pueblo por otra parte, aunque esa es otra historia) y en este periodo en el conjunto que conforma el partido judicial de Vitigudino hemos perdido más de un tercio de la población. A día de hoy aparecemos como un territorio hiperenvejecido, sin apenas jóvenes y con un nivel de dinamismo económico que ralla la nulidad. En este sentido, lanzo una pregunta al aire a nuestros representantes municipales: ¿No es hora ya de alzar la voz ante la Junta? Y lo digo por encima de colores políticos, ya que dicha institución la han gobernado tanto PP como PSOE.

Incidiendo en esta línea de análisis, a nadie debe escapar el hecho de que la mayor parte de competencias que nos afectan día a día las posee la Comunidad autónoma, lo que nos hace cuestionarnos: ¿Hizo algo la Junta para evitar el cierre de la línea férrea de La Fregeneda? ¿Ha hecho algo para lograr su reapertura? ¿Ha hecho algo para que se pueda construir el puente internacional de Masueco? En todos los casos la respuesta es desgraciadamente negativa, y las consecuencias para ramajeros, riberanos, vitigudinenses y paisanos del Abadengo es la misma, negativa.

Es más, hace una década se debatió en las Cortes autonómicas la posibilidad (a propuesta de UPL) de crear una entidad estadística NUTS-2 que coincidiese con el antiguo Reino de León, de cara a poder recibir más ayudas europeas por parte de Salamanca, Zamora y León (con un nivel de renta mucho menor que la media autonómica). La respuesta fue negativa por parte de los grandes partidos, alegando que iba contra la unidad de la autonomía. No obstante, este hecho nos hizo perder, o mejor dicho, no percibir, más de 1.000 millones de euros en estas tres provincias para el periodo de ayudas 2007-2013. ¿Cuál fue la respuesta de nuestros representantes en los ayuntamientos y diputaciones? El silencio, de hecho muchos seguramente ni se llegaron a enterar de esta cuestión, bien silenciada por aquellos medios que son más papistas que el Papa, como suele decir el dicho, lo que convierte en lamentable la nula repercusión que posee todo aquello que afecta directamente a nuestra tierra, donde tenemos la mirada más puesta en Madrid que en Salamanca o en nuestras propias comarcas.

Por otro lado, este hecho, el de no haberse convertido el viejo reino leonés en una NUTS-2, nos ha hecho perder nuevamente unos cuantos millones de ayudas europeas en el periodo de subvenciones actual (2014-2020), pues lo que ahora llaman 'el Oeste' seguimos estando bastante por debajo del nivel de renta de la autonomía.

Con todo ello, quiero lograr una reflexión y reclamar a nuestros nuevos alcaldes y concejales que centren su mirada y actuaciones en defender los intereses de nuestros pueblos, de las comarcas de la Ramajería, del Abadengo, de La Ribera y del Campo de Vitigudino. Considerando aparte aquellas cuestiones que atañen estrictamente al ámbito local, es hora de que en nuestra zona dejemos de mirar (de cara a pedir a Diputación, Junta y Gobierno) las siglas, los colores políticos, y nos unamos cara al exterior haciendo un frente común comarcal para pedir a las instituciones lo que a esta tierra le corresponde por justicia. Es hora de reclamar lo que llevan décadas negándonos, de poner los cimientos para un noroeste salmantino con futuro, en el que los jóvenes tengamos alguna alternativa a emigrar fuera de nuestra tierra.