‘Ya muerte no será, sí será aurora’: Un adiós a Luis García-Camino Burgos

El pasado jueves 28 de mayo falleció en Salamanca el poeta Luis García-Camino Burgos (1947-2015). Soy contrario a epicedios y necrológicas, pero sí siento necesidad de dejar constancia de la partida de un buen poeta y una mejor persona, máxime en su ciudad, donde por tantos años fue profesor de Lengua y Literatura Españolas en el Instituto "Fray Luis de León". Buen poeta, como cuando decía: "Debo cerrar los ojos/ porque me ciega el tiempo y no distingo/ lo que pasó esos años?".

Los últimos años el alzheimer había apartado de los ámbitos culturales a nuestro querido poeta, quien también formó parte del último equipo de coordinación de la Revista Álamo de Poesía, dirigida por Pepe Ledesma. Luis publicó, en poesía, los siguientes libros: Los besos bajo tierra (1971), Todo el mar un momento (1981) y Mis noches con Idee (2000). También publicó poemas y artículos de crítica literaria en revistas especializadas. Entre otras ediciones críticas destaca su Antología poética de Antonio Machado (Santillana, Madrid, 1995).

Me expresó su felicidad cuando le invité a participar en el VI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que en 2003 tributó homenaje al zamorano Jesús Hilario Tundidor. Para la antología de dicho encuentro, publicada al año siguiente bajo el título "El corazón de la Palabra" (Edifsa, Salamanca, 2004.Selección, notas y cuidado de la edición de A. P. Alencart), envió varios poemas y el pintor Miguel Elías le hizo un retrato que preside la portadilla de sus textos, como estos versos que seleccioné de su amoroso poemario Mis noches con Idee.

Tú estás en el secreto;

Tú mantienes la clave, encerrada/

muy hondo,

-donde todo latido tiene sabor de alma-

por eso, Idee, te invoco

de tarde en tarde, cuando,

solo,

me doy cuenta del ámbito

que me desaparece.

Para los lectores de SALAMANCArtv AL DÍA, extraigo de dicha publicación un soneto que enseña la calidad de este hermano en la fe poética:

?YA MUERTE NO SERÁ, SÍ SERÁ AURORA

No perdono a la vida el retenerte

ni le consiento al mundo primavera;

quiero amarte sin fin, de tal manera

que sientas este amor que en mí revierte.

Cerca de mis caricias, a mi vera

quiero mirarte siempre y siempre verte,

que crucemos los arcos de la muerte

unidos: árbol tú, yo enredadera.

Entonces los dos juntos, abrazados,

entraremos despacio en esa noche

de luz sin fin que, en fuego, nos devora;

y en un tiempo de besos, con derroche

infinito de amor, enamorados,

ya muerte no será, sí será aurora.

Y termino este adiós, reproduciendo un poema que nos envió a Jacqueline y a mí una lejana Navidad, con su siempre tierna dedicatoria. Por entonces me decía que nunca olvidaba el artículo que sobre su poesía escribí en El Adelanto. Su calidad poética y su bondad humana se merecían eso y mucho más.

EROS Y PSIKE

En el beso imposible es donde se refleja

el deseo infinito,

el ansia de unos labios

que ascienden ya sin prisa,

encadenados,

por la caricia que mantiene presos los ojos

de otros ojos.

Es en ese momento cuando todo

lo humano

se torna evanescente, se hace Dios,

se adivina

el cielo prometido: hoy saben dónde está.

En esta noche de gozo universal

el alma y el amor irán unidas

para que nos desvelen el misterio

de las alas humanas.