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David Antigüedad: “En España nos falta la curiosidad por descubrir la música clásica”
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segundo año en el Conservatorium Maastricht con carlo marchione

David Antigüedad: “En España nos falta la curiosidad por descubrir la música clásica”

Actualizado 21/12/2014
Rosa Fernández

Entrevista de SALAMANCA rtv AL DÍA al músico salmantino, que lamenta que "no somos plenamente conscientes de la riqueza de nuestra música popular y folclórica"

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David Antigüedad Mangas (Salamanca, 1993), comenzó sus estudios de guitarra clásica con Marcos Martín en 2001 en el Conservatorio Profesional de Música de Salamanca, obteniendo el título de Grado Medio (Premio Extraordinario) en 2011. Ese mismo año inicia sus Estudios Superiores en el Conservatorio Superior de Música de Castilla y León con Hugo Géller. En 2013 se le concede una beca Erasmus y se traslada a Maastricht (Países Bajos) para estudiar con el guitarrista Carlo Marchione en el Conservatorium Maastricht. Ha participado en diversos festivales y recibido clases magistrales de profesores como Gallén, Clerch, Escarpa, Trepat, Ruck, Smits, Garrobé, Brouwer, Marchione, Offermann, Gallardo del Rey, Espí, Mateo González, Inestal o Ducharme, entre otros. En 2013 consigue el Primer Premio (ex aequo) en la Categoría Juvenil del XII Concurso Internacional de Guitarra José Tomás - Villa de Petrer.

- Lo suyo es vocacional desde la infancia, llega a la Escuela de Música de Santa Marta con 5 años, ¿ya tenía claro que su futuro iba a ser la música?

Sabía que me gustaba, la música tenía algo "que me tiraba", pero imagino que ni Mozart, que ya escribía sinfonías a los 5 años de edad, tenía claro lo que iba a ser de mayor.

- La primera opción para entrar en el Conservatorio fue la percusión, sin embargo la falta de plazas hizo que se quedara con la segunda, la guitarra clásica, ¿se ha arrepentido?

Jamás. Había probado la guitarra en algún momento en la Escuela de Música, y me gustaba. Cuando empecé en el Conservatorio me atrapó enseguida. De lo que sí me arrepiento es de no tener una batería cerca en todo momento. Es un instrumento fascinante y liberador.

- ¿Por qué la clásica?

Por varias razones. En el Conservatorio Profesional sólo se oferta guitarra clásica, y creo que tener una formación clásica te abre la mente y te ayuda a la hora de abordar otros géneros musicales. También toco la guitarra eléctrica. Desde pequeño crecí escuchando rock y blues que me ponía mi padre, y de alguna forma siempre soñé con tocarla, aunque tuvo que esperar hasta unos años después de empezar con la clásica.

- Es una profesión dura y competitiva y es muy joven, ¿ha tenido que sacrificar muchas cosas para llegar hasta aquí?

Supongo que siempre sacrificamos cosas, pero lo que se obtiene a cambio, para mí, lo compensa. Estudiar música requiere tiempo, dedicación, curiosidad, pasión, dinero... y, a diferencia de otros estudios, normalmente empiezas desde muy pequeño. Es una carrera de fondo en la que nunca ves la meta. Hay otras actividades que quedaron atrás, como el baloncesto o campamentos de verano que sustituía por festivales y cursos musicales.

- ¿Qué es lo que resulta más duro?

Te diría que lo más duro es estar estudiando horas y horas, con el esfuerzo que ello conlleva, para llegar al escenario y que las cosas no siempre salgan como tenías planeado, pero creo que es más relevante remarcar lo poco que se valora, en general, la música (clásica) en España. Considero que somos una sociedad no consciente del valor y del poder de algo tan humano, tan nuestro.

- ¿Ha lamentado alguna vez haber elegido la música?

Nunca, en parte porque creo que la música te elige a ti.

-Si no fuera músico, ¿a qué se dedicaría?

Difícil de decir. Supongo que me sentiría atraído (ya lo estoy) por otras disciplinas artísticas.

- ¿Cree que está bien valorada y reconocida esta profesión?

En España no, tristemente. En otros países como Países Bajos o Alemania la música vive una situación totalmente distinta. Si eres músico, allí saben lo que significa. En España te preguntan qué más estudias o si no es arriesgado dedicarte a ello profesionalmente. No entienden que es algo más que una profesión.

- ¿Cómo se ve dentro de unos años, profesor en un Conservatorio, ofreciendo conciertos por el mundo??

Difícil de saber, teniendo la música un espectro tan amplio de posibilidades. Supongo que depende de hacia dónde enfoques tus esfuerzos y de cómo te condicione el momento. Me gustaría recorrer el mundo tocando, intentando compaginarlo con la pedagogía. Con paciencia y esfuerzo hay tiempo para todo.

- ¿Ha contado con el apoyo de su entorno para seguir formándose?

Siempre. Familia (especialmente mis padres), amigos, profesores... Unas palabras gratificantes de cualquier persona tras un concierto son el mayor aliciente para seguir creciendo.

- Este es el segundo año en Maastricht, desde Holanda, ¿a qué nivel está la cultura musical de los españoles?

El año pasado estuve becado como Erasmus, este año estoy matriculado como alumno oficial. Respecto a la cultura musical de los españoles, NM: "necesita mejorar" (risas). Me parece que nos falta el ingrediente fundamental: la curiosidad. Curiosidad por descubrir la música clásica, o cualquier música que no acostumbramos a escuchar en el día a día. No me refiero a entenderla o aceptarla, tan sólo a darle una oportunidad. Creo que tampoco somos plenamente conscientes de la riqueza de nuestra música popular y folclórica (especialmente el flamenco).

- ¿Sigue siendo la música una de las asignaturas pendientes en nuestra educación?

Absolutamente. La educación física y la música son lo más primitivo e intrínseco que tenemos, y también las asignaturas menos valoradas. La expresión corporal (en la que incluyo la percusión) permite, valga la redundancia, expresarnos, comunicarnos. Intentar cortar de raíz esa manifestación, como se está haciendo con la música en los colegios e institutos españoles, significa atar las alas de los jóvenes. Sólo hay que comparar el peso de la música en países como el nuestro con el que tiene en otros como Suiza o Suecia. Allí es considerada una de las asignaturas más importantes. Que no nos sorprendan los resultados académicos e incluso, me permito decir, la situación del país. Un gran profesor mío solía decir "el arte será lo que salvará la humanidad". Él era químico.

- ¿La competencia entre músicos de guitarra clásica es fuerte?

Nunca me gusta hablar de competencia cuando hablo de música o de guitarra, pero en cierto sentido la hay. Hay multitud de premios y conciertos en concursos por todo el mundo, y hay muchos guitarristas con un nivel muy alto. La música es música, y en mi opinión no debería ser evaluable, pero sí es cierto que los premios ayudan a muchos jóvenes a consagrarse.

- Ir a otros países con más tradición para mejorar la formación, ¿es casi una obligación o necesario para ser el mejor?

Ser el mejor no es un objetivo, excepto en un concurso, en el que gana "el mejor" según ciertos parámetros. Salir a otros países es siempre enriquecedor, no sólo en el aspecto musical. Diferentes puntos de vista, otras culturas, distintos profesores... No es una obligación, pero creo que la música es algo vivo, dinámico, y moverte siempre ayuda.

- ¿Cómo es su preparación en Maastricht, práctica y teórica?

Sí. Mi asignatura principal es guitarra, que por supuesto conjuga los aspectos teóricos y prácticos del instrumento, pero además tengo otras asignaturas teóricas.

- ¿Cuántas horas diarias dedica a la guitarra?

Intento estudiar siempre unas 4 horas. A veces pueden ser 6, a veces pueden ser menos. Depende de muchos factores: tiempo, estado de ánimo... Siempre digo que valen más la concentración y el rendimiento que los minutos.

- ¿Qué siente cuando comienza a rasgar las cuerdas?

Sueño (risas). Si empiezo a estudiar temprano por la mañana me cuesta más entrar en dinámica, pero siempre hay algo mágico en coger la guitarra y ver qué pasa en ese primer momento.

- La que utiliza es del luthier Casimiro Lozano, ¿la cuida de manera especial?

La cuido con mimo. Es un bello instrumento que me lleva acompañando durante cuatro años y que conozco bien, de modo que intento tenerla siempre en un perfecto estado.

- En sus recitales y conciertos, ¿lleva otra por si falla?

Es una pregunta curiosa. El instrumento no debería fallar, a no ser que hubiera algún problema en la madera debido a algún golpe o similar. Sí afectan la humedad y la temperatura, pues la madera está viva. Las cuerdas se desgastan, y es el único componente que "puede fallar", de ahí que las cambiemos cuando su sonido deja de ser satisfactorio.

- ¿Cómo se prepara un músico antes de un recital?

Hay varias fases: la preparación pre-concierto y el día del concierto. Siempre intento llegar preparado y con seguridad a un recital, pero hasta los músicos más grandes saben que los nervios del momento juegan un papel importante, que, por otro lado, no tienen por qué ser siempre perjudiciales. Siempre se consiguen cosas en una sala de concierto que no están ahí cuando estudias sólo. Es la magia de un concierto en directo. Antes de salir a tocar, caliento, me concentro y me relajo haciendo respiraciones.

- Marcos Martín en el Conservatorio Profesional, Hugo Géller en el Conservatorio Superior de Música de Castilla y León y Carlo Marchione en Maastrich, ¿Qué ha aprendido de cada uno de estos profesores?

Mucho de cada uno, y les guardo especial cariño y admiración. De Marcos, mi primer profesor y con el que empecé a los 8 años, aprendí técnica básica de guitarra y muchísima música. Incluso hoy sigo recordando y apreciando cosas que me decía, especialmente cuando doy clase a niños a gente que empieza; de Hugo aprendí técnica más avanzada y actitud en el escenario, como por ejemplo cómo aprovechar los nervios y usarlos a mi favor, cómo adaptarme a las condiciones del concierto, etc. Igualmente importante, un acercamiento a la interpretación de música sudamericana que sólo él tiene; de Carlo, qué decir... Él es un mago, tener una clase con él es una experiencia. He aprendido mucho de él, pero quiero remarcar una cosa: humanidad y honestidad a la hora de hacer música. Creo que poca gente puede demostrarlo tan bien como él.

- Primer premio en el XII Concurso Internacional de Guitarra José Tomás-Villa de Petrer, ¿es la mejor recompensa?

Ser premiado en un concurso puede abrirte muchas puertas e incluso darte un nombre, pero la mejor recompensa es que una persona tras escucharte pueda manifestar su emoción con sinceridad o simplemente te agradezca lo que has hecho. También se agradece que, además de ser premiado, gente de renombre del jurado reconozca tu trabajo.

- ¿Dónde sueña con dar un concierto?

En la Concertgebouw de Amsterdam, en la Musikverein de Viena... Son dos salas mágicas con acústicas increíbles y sería increíble poder visitarlas como intérprete al menos una vez. Hay muchos otros sitios, claro.

- ¿Qué siente con los aplausos?

Puedo sentir distintas cosas. Hay distintos tipos de aplausos, dependiendo de la energía que te transmita el público al terminar una obra: hay aplausos entusiasmados que acompañan un final de obra enérgico que te llenan de adrenalina; hay otros que reflejan contención, silencio, emoción, que incluso te dificultan moverte; y por supuesto los que más nos gustan a los músicos, los que te piden un bis (risas).

- ¿Y con una crítica?

Siempre es interesante leer o escuchar lo que piensan de ti. Si es positiva te motiva, si es constructiva o negativa te anima a esforzarte aún más, a pensar de otra forma las cosas. Pero la mejor critica es la de quien no tiene palabras, por supuesto. Ahí sabes que has llegado dentro.

- ¿Quién es su referencia en la música, a quién admira?

Pfff... La lista es interminable. En guitarra Carlo Marchione (mi profesor), Zoran Dukic, Ricardo Gallén, Carles Trepat, Alex Garrobé, Jérôme Ducharme o Pedro Mateo, entre otros; También me fascinan e inspiran otros músicos clásicos: en piano Zimerman, Gilels, Rubinstein, etc.; en directores mi héroe y uno de los músicos que, lejísimos de haber podido verle o conocerle, más me fascinan, Sergiu Celibidache, aunque también crecí con Karajan, Bernstein o Abbado y he ido descubriendo a Furtwängler, Haitink o Gatti. Fuera de la música clásica Paco de Lucía, a quien considero sin duda uno de los más grandes músicos que ha habido, al mágico Silvio Rodríguez, mi descubrimiento más reciente, o guitarristas eléctricos como Ritchie Blackmore, David Gilmour, Stevie Ray Vaughan, Joe Satriani, Juan Cerro y un larguísimo etc.

- ¿Qué música escucha para relajarse?

Puedo relajarme con casi todo lo que me gusta, y no miento si digo que puedo quedarme dormido tanto escuchando música clásica como heavy metal (risas).

- ¿Se plantea regresar a Salamanca o seguirá formándose fuera?

A Salamanca volvería para trabajar o para tomarme un año "de relax", pero para continuar mi formación tengo en mente varios sitios de Europa, incluyendo España, donde se encuentran actualmente algunos de los guitarristas que admiro.

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