Avenida, y la tormenta perfecta

Un cuarto. Tan sólo un cuarto le hizo falta a Avenida para destrozar a Bembibre. Cuando el león saca las garras en Würzburg, sólo queda taparse los oídos y esperar a que amaine el temporal. Eso hizo Bembibre, que se fue de Salamanca preguntándose si en ese segundo cuarto se enfrentaban a Perfumerías Avenida o a las Harlem Globetrotters.

Pero vamos por partes. Avenida comenzó concentrado, sin concesiones. Bembibre les hizo sudar tinta el año pasado tanto en Liga como en playoffs, motivos suficientes para salir con la lección aprendida. Buena intensidad defensiva y alegría en el ataque. Sólo los errores en el tiro (6/25 en tiros de campo), obstaculizaron una renta más amplia al final del primer acto (13-8).

Fue entonces cuando llegó la tormenta, una tormenta perfecta. No sabemos qué pócima utilizó Alberto, ni qué conjuro recitó en la charla previa a la masacre, lo que está claro es que funcionó. La primera en ponerse la capa de superhéroe fue Shay Murphy, que clavó dos triples sin apenas despeinarse. La hoja de ruta estaba clara; morder en defensa, dejar que Vanessa Blé y Robinson se encargaran de los rebotes (29 entre las dos), y martillear una y otra vez el aro berciano. Les salió redondo.

Todas jugaban, todas aportaban, en ataque y en defensa. Ante tal exhibición, no quedaba otra que sentarse y aplaudir. A falta de un minuto para el final del cuarto, el electrónico mostraba un 39-8 para Avenida, la máxima ventaja del choque tras un 30-0 de parcial. El cuarto mágico cerraba el telón con 41-11 para las azules, que se fueron a vestuarios con el público en pie, aún impresionado por lo que acababa de presenciar.

El resto del partido, directamente, no existió. Avenida bajó de sexta a primera, mientras que Bembibre se marcó como objetivo no marcharse de Würzburg con la moral hecha pedazos. Y lo hizo bien. No se descompuso y dio la cara hasta el final, consiguiendo reducir la renta. Al final, 64-42 y quinto triunfo consecutivo tras el fiasco ante Girona. Habrá que esperar a Europa para medir el potencial real de este equipo, pero el optimismo está justificado.