La fotógrafa española residente en Lima ha seleccionado 365 de las 7000 tomadas como "milagros" de la vida cotidiana, a lo largo de 5 años recorriendo la procesión más larga del mundo.
El Cristo de Salamanca, el de los Milagros, es venerado desde antiguo por los salmantinos y se custodia en su capilla en la céntrica parroquia de Sancti Spiritus. Durante mis años de estudiante en Salamanca (1968 al 1978) siempre que podía lo visitaba. Su rostro misericordioso, acogedor, siempre me llenaba de paz y fortaleza. Se trata de una imagen del siglo XIV, tallada en madera policromada que representa a Jesús Crucificado con la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda, a la que se le atribuye la virtud de hacer milagros. Cada año, coincidiendo con el domingo de la Ascensión se celebra la fiesta del Santísimo Cristo de los Milagros. La Cofradía que lleva su nombre organiza un solemne novenario y celebra la ceremonia de admisión de nuevos cofrades, donde se les imponen los emblemas y se les da a besar el "Lignum Crucis". Los días de la novena se celebran hasta seis misas cada día para colmar la expectativa de los fieles devotos. El día de la fiesta principal arranca a las 7 de la mañana con la procesión del Cristo de los Milagros, uno de los acontecimientos más multitudinarios de Salamanca. Cofrades y devotos acompañan a la imagen desde su salida del templo de Sancti Spiritus por las calles Gran Vía, Rosario, Paseo de Canalejas y Cuesta de Sancti Spiritus. A su término, y si el tiempo lo permite, se celebrará una eucaristía en el atrio de la iglesia. Además, a las 12.30 horas habrá una misa solemne aplicada por todos los cofrades difuntos.
El Señor de los Milagros de Lima, del Perú se parece al de mi Salamanca casi solo en el nombre. Si al de Salamanca le dedican 9 días, al de Lima 30 ?todo el mes de octubre, el mes morado; si al de Salamanca le visitan por cientos, al de Perú, por millones. Ciertamente, en torno a la procesión del Señor de los Milagros de Nazarenas, en Lima (Perú) brotan múltiples realidades culturales (Hermandad, Monasterio de Nazarenas, Liturgia, Devotos, Autoridades civiles y eclesiásticas, Comerciantes, Prensa?) que la convierten en una vivencia espiritual compartida por cientos de miles de peruanos, tanto en Lima como fuera de la metrópoli. En un país tan social, cultural, económica y étnicamente diverso, "el Señor de los Milagros asume un rol integrador que no es ni transitorio ni meramente simbólico" .Frente al avance de la tecnología globalizada y de la modernidad en la cultura contemporánea, el acontecimiento del Señor de los Milagros está logrando humanizar, personalizar, revitalizar aquellos lugares del mundo donde la modernidad tiende a deshumanizar y despersonalizar a la sociedad. No sólo porque la migración internacional ha trasladado este culto por casi todo el mundo (EEUU, Europa, Asia), sino porque aprovecha eficazmente la tecnología de la comunicación mundializada para difundir su impacto religioso.
Todo comenzó por el año de 1650, en el barrio limeño de Pachacamilla, en el solar sobre el que se alza el actual templo de Las Nazarenas, cuando unos negros procedentes de Angola, en África, se unieron en cofradía, levantando una tosca ramada para sus reuniones. Como puede verse en el cuadro estadístico, los afroperuanos representan en número el 50% de la población, aunque, social y culturalmente son marginados, cuando no excluidos, reduciendo sus expresiones culturales a lo mínimo: el canto, la danza, la oración. Para presidir sus encuentros mandaron pintar una imagen del Cristo Crucificado sobre una de las paredes de adobe. Fue un esclavo negro, ¿de nombre Benito?, quien plasmó esa sagrada imagen. Poco después se contrató a un "primoroso pintor", José de la Parra, para que la mejorase. Venerada tan sólo por los concurrentes a las reuniones del barrio, permaneció expuesta a la intemperie de soles y garúas. El 13 de noviembre de 1655 un violento terremoto sacudió los cimientos de la ciudad, y muchos de los edificios se vinieron abajo, incluyendo las casas vecinas del muro donde se veneraba el Cristo: tan sólo la pared pintada con la imagen del Crucificado permaneció en pie.
La "devoción" es una verdadera forma de fe-confianza, por la que se establece una relación profunda entre el Señor de los Milagros y la persona, el "devoto", como él mismo se define. Él sabe que puede contar con el Señor y que nunca se verá defraudado. La devoción, que puede nacer por tradición familiar, se convierte paulatinamente en una relación cada vez más personal, alimentada por los milagros del Señor y expresada por el devoto con términos de intenso y profundo cariño. Uno de los momentos más tiernos se da al "velar"; efectivamente, el devoto deja la vela encendida para simbolizar que deja su corazón delante del Señor, que no lo olvida. Pero el rasgo más entrañable de este amor del limeño o la limeña al Señor de los Milagros es la presentación de los niños ante la imagen; lo que desea un padre o una madre al presentar a su hijo es que ese niño sea siempre un devoto del Señor de los Milagros. Resultan conmovedoras también las distintas formas que el devoto adopta para conectar con el Señor en personalizada oración: mirar el icono y dejarse mirar por él, cargar el anda, colocar flores, orar, cantar, participar en los sacramentos (confesión y comunión), caminar (casi siempre en compañía), ofrecer un sacrificio, llevar el hábito, dar una limosna, recibir la bendición..
Por todo ello, se ha convertido en alma, corazón y vida de los peruanos, en la médula de la columna vertebral de su patrimonio cultural. Así lo manifiestan dos declaraciones oficiales estatales La primera del año 2005, la Resolución Directoral Nacional Nº 1454/INC del Instituto Nacional de Cultura, y su declaración de la "Festividad del Señor de los Milagros" como Patrimonio Cultural de la Nación. La segunda, el Proyecto de Ley Nº 4022/2009-PE, convertido en Ley Nº 29602, por la que se declara al Señor de los Milagros como Patrono del Perú,"símbolo de religiosidad y sentimiento popular" del Perú
En la noche de ayer martes 14 de octubre, en el Parque del Arco de la Amistad, en Surco (Lima), junto al arco que regalase el Gobierno español al Perú con motivo del Centenario de la Independencia, fui testigo del "milagro" de presentar un entrañable libro titulado "¡Cómo no creer en Dios!" Sara Manjón ha fotografiado nuestros toros bravos de Salamanca y los de Ecuador. En esta ocasión, ha salido al ruedo de la vida y nos ha regalado el mejor pase de "verónica" (verdadero icono), para que podamos vivir a lo largo del año ?una foto, como el pan de cada día- lo que los peruanos viven el día de la procesión.
Si alguno quiere un poco más de información, les comparto mi blog: http://jabenito.blogspot.com/2014/10/el-senor-de-los-milagros-rostro-de-un.html.
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