Un nuevo reencuentro con la misma pasión por la naturaleza

Estas entidades funcionaron en los años 80 en la ciudad, realizando una importante labor en pro del medio ambiente. Como apunta una de sus antiguas integrantes, "el espíritu era conocer la naturaleza para, conociéndola, amarla y defenderla".

Durante sus años de actividad, los integrantes de la Sección Naturalista (SENA) realizaron numerosas salidas ?al igual que la Sección de Montaña-, campamentos de verano para niños, estudiaron los ecosistemas, colocaron cajas-nido (instalaron también el nido para cigüeñas del Ayuntamiento), plantaron árboles, dieron charlas por los colegios y organizaron dos congresos sobre problemática ambiental y conciencia ecológica.

Asimismo, apoyaron campañas desarrolladas a nivel nacional, recogiendo firmas a favor de las ballenas o en contra de un cementerio nuclear en las Arribes. Mientras, el Taller de Ecología (que tenía su sede en el templete del Parque de La Glorieta) funcionó de 1986 a 1989, promoviendo un belén viviente, un itinerario para conocer los árboles de La Florida o talleres para la fabricación de juguetes artesanales, según explica Jesús Montejo, quién fuera responsable del Taller.

Como apunta otro de los miembros, la Asociación de Amigos de Ciudad Rodrigo también fue "punta de lanza de muchas cosas", por ejemplo en materia de patrimonio. Una de sus últimas actuaciones fue cuando "no dejamos tirar el Teatro", cuando el Ayuntamiento quería "venderlo y hacer pisos".

La Sección Naturalista de los Amigos de Ciudad Rodrigo se volvió a reencontrar el pasado mes de diciembre, con una jornada en la Reserva Biológica Campanarios de Azaba de Espeja, una finca recuperada por la Fundación Naturaleza y Hombre que preside Carlos Sánchez, que también fue miembro de la SENA.

Curiosamente, la mayoría de los miembros de la SENA han acabado teniendo ocupaciones profesionales relacionadas de un modo u otro con el Medio Ambiente.

Ahora, aprovechando el mes de agosto, se ha organizado este nuevo encuentro. Tras la comida, los asistentes al encuentro pasaron al salón de actividades del Restaurante La Bodega para asistir a una charla sobre el lince ibérico a cargo de Carlos Aldea, y una proyección de imágenes antiguas, demostrando que conservan intactas su pasión y su preocupación por la naturaleza.