“Yo no expongo para vender, todos los cuadros tienen propietario”

En esta ocasión Pedro Pérez Blanco no viene a este libro por su función pública como concejal del Ayuntamiento y por la que es más conocido, lo hace por ser uno de los autores de las tres exposiciones que se ofrecerán al público este verano en Vitigudino. Llega aquí como aficionado a la pintura, una faceta que descubrió al poco de alcanzar su jubilación después de más de 40 años como empresario.

Su carácter inquieto lo puso frente a un lienzo hace nueve años, pues nunca fue hombre de bares ni de paseos, y "tenía que entretenerme con algo", así es que tomó una de sus aficiones de la niñez, el dibujo, y de ahí el salto a la pintura de forma totalmente autodidacta. Sobre esto, Pedro recuerda su paso por la escuela de San Nicolás, donde adquirió unas breves nociones de dibujo y que ahora utiliza para plasmar sus obras sobre un lienzo.

Su primer cuadro fue un bodegón con flores y eligió la técnica del óleo para adentrarse en esta rama de las artes puras. Recuerda cómo la lámina que seleccionó para su primera obra "la perdí, y tuve que acabarlo poniéndole imaginación a mi gusto". Desde entonces ha observado una gran evolución, por lo que está convencido de que "todo lo hace la práctica"; lo que antes podía prolongarse más de un mes "ahora en cuatro o cinco días está hecho", aunque asegura que no hace otra cosa que "pintar sobre pintura, pintar y corregir hasta que estoy satisfecho del resultado".

Su actividad ha ganado en intensidad, tanta que Magdalena, su mujer, le reprocha que tenga toda la casa llena de cuadros, almacenados en cualquier rincón y después de haber surtido con varios de ellos a sus cuatro hijos, sobrinos, amigos?, "prácticamente todos regalados porque esto lo hago por afición, porque me gusta". En este tiempo ha acumulado más de 70 obras y, sin duda, uno de los motivos de su orgullo como aficionado, palabra de la que no se desprende cuando habla de pintura, es haber pintado la 'Capilla Sixtina' de Miguel Ángel, un lienzo de 1,85X1 metros y que desde hace dos años adorna el cabecero de la cama de su hijo Miguel Ángel. Aunque para esta muestra prepara una sorpresa que no vamos a desvelar y con la que se encuentra muy ilusionado.

Donde menos ha evolucionado, confiesa, es en las preferencias de sus motivos. Admirador de los clásicos más que de la pintura vanguardista, es por lo que Velázquez, Murillo o Goya suelen ser sus referentes a la hora de elegir una obra. Sus motivos preferidos son bodegones y obras clásicas en las que los ropajes cobran especial relevancia, porque está seguro de que "es lo que mejor se me da", aunque añae que tiene una deuda pendiente con El Greco, pintor del que "no he hecho nada", aunque no será tarde.

Otros temas de sus cuadros son los paisajes, estampas marinas e imágenes taurinas. No en vano, sobre estas últimas, ha pintado varios cuadros. A la tradicional estampa de los toros sobre la dehesa salmantina, añade retratos a toreros como el que le hizo a Juan del Álamo o al vitigudinense David Fuentes durante su etapa como novillero, y que "ahora se los tengo que pedir para la exposición", una muestra en la que presentará una treintena de cuadros y que "tengo que pedirlos todos", lo que deja clara su intención: "Yo no expongo para vender, todos tienen propietario".

La muestra podrá verse entre los días 10 y 20 de agosto en la sala de exposiciones del Centro Cultural.