Los penaltis permiten a Argentina pasar a la final

Argentina será el rival de Alemania en la final del Mundial de 2014 tras empatar a cero con Países Bajos y ganar en la tanda de penaltis (2-4). Hubo máxima igualdad en un encuentro en el que nadie parecía ganar y la efectividad desde los 11 metros decidió.

Desde el inicio se vio las intenciones de ambos. Ninguno quería ser protagonista, responsable del juego. Se centraron en impedir la circulación rival y en no sufrir. Siempre con muchos jugadores por detrás del balón, ambos combinados prefirieron guardar su espalda que atacar y las ocasiones fueron inexistentes. Ni siquiera se veían balones al área desde los laterales.

Messi fue el primero en avisar, aunque falló una falta al borde del área que detuvo atento y sin problemas Cillessen. Fue de lo poco que se vio, además de un cabezazo de Garay en un saque de esquina que tampoco llegó a nada. La albiceleste buscaba algo más, pero sin decisión, sin empujar y sin ganas. Parecían firmar la prórroga desde el inicio.

Lo único se vio por parte de la Oranje fue algún intento de dar el balón a Robben para que inventara, pero el extremo estuvo totalmente desaparecido. Sneijder cargó con el peso del juego y se notó, puesto que su equipo no olió el balón y lo perdió con gran facilidad en cuanto que pasaba del centro del campo, teniendo que recurrir constantemente a cederla al portero.

Un cambio progresivo

El segundo tiempo no cambió de rumbo. Argentina seguía a lo suyo y la pasividad era total. Intensidad máxima, pero sólo a nivel defensivo. Nadie parecía querer ganar; sólo importante no perder. Los pelotazos sin destinatario eran continuos. Nunca se arriesgaba. Era un paseo para todos los futbolistas, que ni siquiera vieron agresividad en las entradas. Estaba firmado.

Países Bajos quiso tomar un poco la iniciativa, pero siempre con calma. Robben entró algo más en juego, aunque sin acierto. Van Persie también quiso participar y combinar, haciéndolo pocas veces y demasiado lejos del área. Las ocasiones no llegaban de ninguna de las maneras. Intentaron entrar por las bandas, pero los pases eran regalos para ser despejados por la zaga.

Higuaín, a quince minutos del final, tuvo una ocasión en un centro que no remató bien. Rojo también lo intentó con un disparo lejanísimo. Parecía que se reanimaba el encuentro, pero volvió a decaer. Sin embargo, en el último minuto Arjen Robben pudo cambiar la historia después de una buena jugada en la que condujo y se plantó ante Romero, pero se la quitaron por detrás en el momento del remate.

Argentina las tuvo, pero sólo acertó en penaltis

La prórroga estaba claro que no podía variar. Si no habían buscado el gol en noventa minutos, menos aún en los treinta últimos, en los que cualquier error podía ser decisivo. Se convirtió el partido en una pachanga en la que los defensores neerlandeses se la pasaban entre sí sin verse presionados. El tiempo pasaba y la tranquilidad era máxima.

Palacio la tuvo a falta de seis minutos. El atacante argentino recibió el balón por encima de la defensa y lo tenía todo a favor, pero trató de controlar demasiado pronto y se vio obligado a rematar de cabeza sin opciones de gol. Instantes después pudo marcar Maxi Rodríguez a pase de Messi, pero la volea del centrocampista fue muy blanda. Los penaltis decidirían.

Romero paró el mal disparo de Vlaar. Messi engañó al portero. Robben marcó con tranquilidad. Garay anotó con un trallazo. A Sneijder se la detuvo el portero. Agüero la metió con sufrimiento. Kuyt acertó. Maxi Rodríguez no perdonó y Argentina ganó a Países Bajos en los penaltis (2-4).